jueves, 13 de diciembre de 2012

CADENAS DE MALDICIÓN "Una reflexión en el camino"


CADENAS DE MALDICIÓN "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila

“Yo soy hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo. Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz;
Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.
Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos; Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo. Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.
Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas; Aun cuando clamé y di voces, cerró mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos” Lamentaciones 3:1-9
 
 
 
Estas palabras se le atribuyen al profeta Jeremías, quien tuvo que vivir y sufrir en medio del cumplimiento del juicio de Dios sobre su pueblo en manos del Imperio Babilónico, en este libro se describe el dolor y el sobrecogedor sentido de pérdida que produjo la destrucción de la ciudad, el templo y sus celebraciones religiosas.
 
 
 
“Desechó el Señor su altar, menospreció su santuario; Ha entregado en mano del enemigo los muros de sus palacios; hicieron resonar su voz en la casa de Jehová como en día de fiesta.  Jehová determinó destruir el muro de la hija de Sion”
 
 
Sus palabras no solo reflejan su dolor personal, reflejan  el dolor de toda una comunidad de la cual el forma parte, que sufre las consecuencias de haberse apartado de su Señor.
 
 
Sin duda el pecado tiene un efecto social  y  también  toca a cada  uno en forma individual.
 
 
Sus efectos no necesariamente provienen siempre de una causa directa o personal, heredamos y sobrellevamos inevitablemente muchas de sus consecuencias.
Se transforman en PESADAS CADENAS que tenemos que cargar con una sensación de injusticia, lo que confirma, que no existen decisiones que solo afecten nuestra individualidad, todas tienen un efecto familiar y social para bien o para mal.
 
 
Encontramos un claro  ejemplo en un hombre de familia,  de  responsabilidad social y de gobierno en la biblia: el rey David.
 
 
Su pecado, producto de una mala decisión, no solo quebrantará su salud, afligirá su mente, y herirá su espíritu. Su pecado  traerá efectos dañinos sobre su familia, traerá la desilusión de quienes confiaban en él y traerá la burla de sus enemigos.
 
 
 “Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; no hay paz en mis huesos a causa de mi pecado. Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; COMO CARGA PESADA se han agravado sobre mí”
 
 
“Mis amigos y mis compañeros se mantiene lejos de mi Praga, y mis cercanos se han alejado”
 
 
“Los que buscan mi vida arman lazos, y los que procuran mi mal hablan iniquidades, y meditan fraudes todo el día” Salmo 38:3, 4, 11,12
Como CARGA PESADA se agravó sobre él.
 
 
David llegó a ser consciente de los efectos hereditarios del pecado sobre su vida: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”
 
 
David tomó consciencia de su responsabilidad delante de Dios: “Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos” Salmo 51:3,4
 
 
Reconocer el pecado, y entender que es Dios quien pone CARGA y PESO sobre nuestra alma con el propósito de guiarnos al arrepentimiento y a la confesión, es fundamental para nuestra salvación y restauración.

 
DIOS ES SANTO Y JUSTO, no puede pasar por alto nuestros pecados.
 
 
“Porque el Señor no desecha para siempre; antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.
 
 
Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra, torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo, trastornar al hombre en su causa, EL SEÑOR NO LO APRUEBA.
 
 
¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?
¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?
¿Por qué se lamenta el hombre viviente?
Laméntese el hombre en su pecado. Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová” Lamentaciones 3: 31-40
 
 
Así fue como esta nación en cautiverio, se volvió al Señor y Dios se acordó de su pueblo y los restauró gloriosamente sobre su tierra.
 
 
“Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nosotros nos volveremos: Renueva nuestros días como al principio” Lamentaciones 5:21
 
 
Es sorprendente como hombres piadosos y justos como Daniel y Ezequiel asumieron el PESO y LA CARGA del pecado de su nación. El peso y la carga puesta por Dios les guió al arrepentimiento y la confesión de sus pecados.
 
 
DIOS LOS RESTAURÓ A SU TIERRA
“Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes  de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos daban grandes gritos de alegría” Esdras 3:12
 
 
 
Así también David el rey, mientras no reconoció  y no confesó su pecado, cargó  EL  PESO del pecado sobre su alma:
“Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; y se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová” Salmo 32:3-5
“Pero yo estoy a punto de caer, y mi dolor está delante de mí continuamente. Por tanto, confesaré mi maldad, y me contristaré por mi pecado” Salmo 38:17,18
 
 
“He aquí tu amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades” Salmo 51: 6-9
David fue restaurado y declaró la bienaventuranza de saber que había sido perdonado:
“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado”
 
 
Tú y yo no necesitamos llevar el PESO y CARGA  de nuestros pecados, si Jesús cargó  sobre su cuerpo en la cruz  todos nuestros pecados.
 
 
Tú y yo no necesitamos llevar el PESO y CARGA de maldiciones heredadas, si Jesús quitó toda maldición en la cruz, deshizo TODAS las obras del diablo, anuló  TODA ACTA que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojó a los principados y a las potestades, exhibiéndolos públicamente, y triunfando sobre ellos en la Cruz.
 
 
Debemos dar gracias al  Padre, porque en su Hijo nos has PERDONADO, y también nos has liberado de TODA  MALDICIÓN  de la ley.
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para PERDONAR  nuestros pecados y LIBRARNOS DE TODA MALDAD”
 
 
Muchos de los males (maldad) heredados fueron producto de la imposibilidad de cumplir la ley por nuestros antepasados, traspasándonos sus consecuencias. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, para que la bendición de Dios hecha a Abraham nos alcanzase: “De cierto te bendeciré con abundancia, en ti serán benditas toda las familias de la tierra”.
 
 
Por la fe tú y yo recibimos el perdón de nuestros pecados, y recibimos  la promesa del Espíritu para recibir  la adopción de hijos, hijos de Dios. Y por cuanto somos hijos, Dios envía a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, así que ya no somos esclavos, sino hijos, y también  herederos de Dios por medio de su Hijo”
 
 
NO ESTAMOS CONDENADOS A CARGAR UNA MALDICIÓN
 
 
Rechaza TODA maldición sobre tu vida y familia, y por la fe aprópiate de tu herencia en Cristo Jesús, despójate de TODO PESO y del PECADO que te asedia, y pon tus ojos en Jesús y sus Palabras, Él es el autor y consumador de nuestra fe.
 
 
UNA EXPERIENCIA MARAVILLOSA
 
Mi padre murió ahogado en el mar a mis recién cumplidos 12 años, fue un accidente terrible y fatal, que jamás hubiese deseado como experiencia para mis hijos. Sin embargo se repitió en mi vida cuando mis hijos cumplían una edad similar a la de mi propia experiencia, y estando en medio del mar y ya sin esperanza de salvación, lamentando que en Cristo se repitiera como una maldición sobre mi vida la misma historia, Dios habló a mi corazón: “Yo he permitido que se repita tu historia, para que sepas y enseñes los recursos que en Mi Hijo Yo les he dado, para romper y terminar con TODA MALDICIÓN”
Por la fe en mis promesas, en  MI PALABRA, cortarán toda maldición:
 
 
¡CLAMEN AMÍ Y YO LES RESPONDERÉ, Y LES ENSEÑARÉ COSAS GRANDES Y OCULTAS QUE USTEDES NO CONOCEN!
En respuesta a ese clamor en medio de las aguas de un mar impetuoso,  hoy puedo hablarte  de su poder y de su amor.
 
 
Amigo(a) y hermano(a)
 
 
Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y con hachas (porque vinieron para pelear contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos muertos, a los cuales herí yo con el furor y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad) He aquí que YO LES TRAERÉ  SANIDAD Y MEDICINA, Y LOS CURARÉ, Y LES REVELARÉ ABUNDANCIA DE PAZ Y DE VERDAD. Y haré volver a los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. Y los limpiaré de toda maldad con que contra mí pecaron. Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré” Jeremías 33:2-9
 
 
No todos creyeron y disfrutaron del cumplimiento de esta promesa, muchos se acomodaron a la corriente de su siglo, y se quedaron para siempre en Babilonia, pero para ti, que tienes tu fe, confianza, y esperanza en Dios, Él la llevará a cumplimiento en tu vida.