lunes, 11 de septiembre de 2017

SE GOZARÁ VUESTRO CORAZÓN

SE GOZARÁ VUESTRO CORAZÓN "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila

 “Pero María estaba fuera  llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba… Jesús le dijo: Mujer, ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?” Juan 20:11,15
  
María Magdalena fue una de las  muchas mujeres que había sido bendecida por el ministerio de Jesús, seguramente por las muchas falencias de su infancia o  malas decisiones en su juventud, la vida le había golpeado duramente, sufriendo de  enfermedades y la opresión de malos espíritus. Las Escrituras señalan que Jesús le liberó de siete demonios que le atormentaban.

¿Puedes imaginar como era su vida antes de conocer a Jesús?

Jesús le había liberado, su vida, había sido completamente cambiada y ahora tenía sentido, se sentía amada por Dios y acogida por los discípulos del Señor; había vuelto a sonreír, había vuelto a soñar.
En su inmensa gratitud y como expresión de su amor, días antes de la crucifixión del Señor, Maria le había ungido con un perfume muy costoso, lo que provocó la crítica de Judas, quién lo juzgó como un derroche de recursos, y Jesús tuvo que intervenir en su defensa, confirmando que ella lo había ungido en preparación  para su sepultura, lo que aún ninguno de ellos podía entender.

Para María Magdalena  la muerte de Jesús, su arresto, su tortura y su crucifixión, fue un golpe terrible a su fe, a sus esperanzas, a su razón de vivir; y al igual que en los demás discípulos su desconsuelo era total, no podía dejar de llorar y lamentar.

Habían pasado tres días de su muerte, ocurrida un día Viernes por la tarde, el Sábado  por la ley judía no le estaba permitido visitar la tumba y no había podido dormir, y el Domingo aún oscuro antes del amanecer,  María Magdalena había preparado especies aromáticas, con el propósito de perfumar el cuerpo de Jesús conforme a la costumbre de su tiempo, y allí estaba llorando junto al sepulcro que había encontrado abierto,  y para su asombro y dolor Jesús no se encontraba en el, y no sabía donde le habían dejado.

¿Puedes imaginar como se sentía María Magadalena llorando desconsoladamente frente al sepulcro vacío? 
Todo era muerte, con Jesús estaban muriendo su fe y sus  esperanzas.

¿Qué será de mi vida? 
¿Qué sentido tendrá después de esto? 
¿Es que había sido solo un sueño y ahora tenía que enfrentar la cruda y triste realidad?

¿Cuántos creyentes no hemos estado en esta lamentable condición, en circunstancias que nos superan, dolorosas y que no entendemos, cuando se nos empieza a quebrajar nuestra fe?
¿Cuántos amigos y hermanos están sufriendo en estas zonas desbastadas sin encontrar una explicación?

Creímos un día, vimos hermosos cambios, y de un momento a otro,  todo trágicamente se desvanece, como si todo hubiese sido solo un hermoso sueño. 

Creó que muchos de quienes hoy se declaran ateos, humanistas, o agnósticos, pasaron por alguna experiencia dolorosa y frustrante para su razón, y al no encontrar una razonable explicación, sucumbieron frente a ella.

Judas no lo pudo tolerar, y en su desesperación optó por el suicidio.
Pedro que no pudo sostener sus propias palabras, frente al arresto y tortura del Señor, su temor a la muerte y sus miedos, lo hicieron negarlo y maldecirle. Lloró amargamente toda esa noche, antes de ver la luz de la revelación de un nuevo día.

María  Magdalena sin duda buscaba y necesitaba una explicación,  una respuesta a su cruda, dolorosa y frustrante  realidad, 
No se imaginaba, lo que traería a su vida ese nuevo amanecer.

Fue también la experiencia de mi madre a sus 37 años, que desconsolada frente al mar lloraba la trágica muerte de mi padre en las torrentes aguas del océano pacífico, en un día, se encontraba viuda y con siete hijos pequeños que no sabía ahora como podría cuidar y alimentar. Era su clamor, su desconsolada oración, pero ahí estaba el Señor.
¿Por qué lloras? 
¿A quien buscas?  
“Yo soy tu Dios, tu creador, tu verdadero esposo, soy protector de viudas.
 Yo te ampararé, te defenderé, sustentaré tu vida y la vida de tus hijos,  nunca te abandonaré” 
Por esas Palabras y su fe en ellas, fuimos criados siete hijos, que llegamos en su tiempo como mi madre, a  los pies del Señor.
Por su vocación de madre vivió 55 años de viudez para partir con el Señor a sus 92 años.

Yo tenía 11 años, y con desconsuelo lloraba la muerte de mi padre por varios meses delante de Dios, busqué en Él consuelo, una explicación para mi razón, pero allí estaba el Señor:
¿Por qué lloras? 
¿A quién buscas?
“Yo soy tu Dios, tu creador, tu verdadero Padre, Padre de huérfanos. Yo te ampararé y te guardaré todos los días de tu vida, y un día me servirás” 
Y aquí estoy escribiendo estas palabras para consuelo de tu vida.
¡Que maravilloso consuelo para las amargas circunstancias de la vida, son sus Palabras de Vida!
Traen consuelo, paz, esperanza, y propósito para nuestras vidas. 

Así también María Magdalena lloraba desconsolada delante de Dios, pero allí estaba el Señor.
¿Por qué lloras? 
¿A quién buscas?
"He venido a consolarte, a enjugar tus lágrimas ¡Maria he resucitado! No tienes porqué estar triste.
Anda donde tus hermanos, y diles que he resucitado"
Fue el primer testigo de su resurrección.
En un instante, su tristeza se volvió alegría, júbilo, y gozo. 
La muerte no lo pudo retener, el fin no fue el dolor, la negación, el sufrimiento, el fin del Señor sobre esta tierra fue su resurrección ¡Aleluya!

Amigo(a) y hermano(a)

Tu dolor, tu sufrimiento, tus lágrimas no son el fin de tu vida, todo proceso en Dios sobre sus hijos culminan con victoria, gozo y alegría.
No te ahogues en tu desesperación, busca en Dios una revelación.
La muerte y el dolor no pueden destruir la vida y la fe en nuestro Señor.
“De cierto de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo”
"Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido"
“También vosotros que ahora tenéis tristeza; os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”
“Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”
¡Levántate! Cristo ha resucitado y vive en el corazón de todos sus hijos.
En Él hay un nuevo amanecer.
¡SE GOZARÁ VUESTRO CORAZÓN, Y NADIE OS QUITARÁ VUESTRO GOZO!