miércoles, 24 de mayo de 2023



 LA NECESIDAD DE REVELACIÓN

Por Guillermo Avila


"Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré, cosas grandes y ocultas que tú no conoces" Jeremías 33:3


Casi siempre este texto lo usamos sólo en su primera parte: "Clama a mí, y yo te responderé" Como si Dios estuviera obligado a responder lo que pedimos, y como lo pedimos.

Y es frustrante experimentar muchas veces, que no vemos una respuesta de parte de Dios, o no la podemos discernir; es que su respuesta muchas veces está supeditada a  la necesidad de permitir que nos enseñe, que nos revele esas cosas que nos están ocultas, que no podemos conocer por nosotros mismos, y que no nos permiten recibir lo que Dios tiene para nuestras vidas.

Eso se llama revelación, y la revelación es esencial en la vida de un discípulo, porque sin ella no hay fe, no hay vida de Dios, y como consecuencia no podemos vivir la vida (Didaké) del reino.


¿Qué es la revelación?


Es un conocimiento oculto, y que es descubierto por la acción del Padre al corazón del hombre, para su beneficio.

"Cosas que ojo no vio, ni oido oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios" 1 Cor. 2:9-10


La revelación no es el fruto del esfuerzo o sacrificio humano, es la acción soberana de Dios sobre el hombre.


Nosotros experimentamos la Salvación como consecuencia de una revelación divina, creer y confesar que  Jesucristo es el Señor (el Kyrios), es la obra del Padre por medio de su Espíritu en el corazón humano.

Sin esa revelación no hay arrepentimiento, no hay nuevo nacimiento, y no podemos ver ni entrar al reino de Dios.

La revelación imparte fe al corazón, nos impulsa a creer y a obedecer al Señor.

Es la entrada al reino, y como ocurre con un bebé, un nuevo discípulo necesita padres espirituales, que le alimenten y le acompañen en su desarrollo y crecimiento espiritual.

Debe aprender a vivir y caminar por fe.

Jesús fue enfático con sus discípulos: "Vayan y hagan discípulos, y enséñenles a guardar todo lo que yo les he mandado, como yo lo hice con ustedes; y yo estaré con ustedes en este proceso"

Así como padres inmaduros y sin preparación, errarán en la formación de sus hijos en el Señor; se necesitan hombres y mujeres maduros, tratados por el Señor, que hayan experimentado la revelación en sus vidas, en los diversos procesos que han tenido que vivir, por medio de los cuales Dios lo ha formado.

Ningún hombre puede revelar al Señor a otro, porque la revelación es la acción soberana de Dios (ninguno enseñará a su hermano, porque todos serán enseñados por Dios), pero un discípulo ha aprendido a depender del Señor, a desarrollar actitudes que facilitan la revelación de Dios; y sabe cómo alcanzar la gracia de Dios.


Así es como el apóstol Pablo dobla sus rodillas y ora, y nos insta a orar, (Efesios 1:18) para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, nos dé espíritu de revelación en el conocimiento de él, para que Dios alumbre los ojos de nuestro entendimiento, para que SEPAMOS  cuál es la esperanza a que él nos ha llamado, y cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos. 


Sin este conocimiento revelado por el Padre, solo será un conocimiento natural, mental, que no producirá ningún cambio en nosotros, y no generará fe en nuestros corazones; y como consecuencia no traerá la intervención de Dios en medio de nuestras circunstancias, para nuestro crecimiento.


¿Cómo saber, si lo que sé me ha sido revelado? 


Es fácil, Si puedo vivirlo, si es parte de mi vida.

Jesús lo definió: Por sus frutos los conoceréis. 


El mero conocimiento intelectual no es malo, pero no nos alcanza para vivir la vida del reino.


¿Quién no sabe que no debemos pecar? pero pecamos

¿Quién no sabe que Jesús sana? pero estamos enfermos.

Es falta de revelación.


Y las Escrituras enseñan que la revelación es progresiva, y debemos permitir su desarrollo en nosotros, para que podamos alcanzar su Propósito en nuestras vidas.

Si alguno piensa que ha llegado a una estatura espiritual y puede conformarse a esa medida, se equivoca, porque desde ese momento comenzará a descender en su vida espiritual.

Si dejamos de recibir revelación, nuestra vida espiritual se estancará, y dejaremos de crecer, aún más, comenzaremos a retroceder.


Por eso podemos ver en la vida de Abraham, el padre de la fe, que  la revelación de Dios en su vida fue progresiva, y su fe también fue progresiva; Dios se fue revelando a su vida a medida que obedeció lo recibido, y eso le permitió avanzar en su llamado de Dios, desde Ur de los Caldeos hasta concebir y consagrar a su hijo Isaac al Propósito para el cuál Dios le había llamado.

La revelación es el recurso de Dios, para el desarrollo de nuestra fe y crecimiento espiritual, para alcanzar su Propósito en nuestras vidas.

Paralelamente vemos la vida de Lot, como fue descendiendo en su vida espiritual al apartarse de Abraham, y al no crecer en revelación en su vida, su fruto, fue adverso al Propósito de Dios en su familia y linaje.


Los salmos reflejan también diferentes etapas de la vida de David, y cada uno de ellos encierra una revelación de Dios para su vida, eso fue lo que le permitió crecer y desarrollar un amplio servicio a Dios y a su pueblo, como rey de Israel; y aún cuando pecó, David permitió la revelación de Dios sobre su vida para ser restaurado.

De David aprendemos que hay pecados en la vida, que aunque seamos restaurados, inevitablemente afectarán nuestro linaje, o lo dejarán con un deficiente fruto, especialmente los que afectan al núcleo fundamental del Propósito de Dios para el hombre, la familia.

De aquí la importancia de reaccionar a tiempo, y rectificar en la vida.


Si no aprendemos a formar discípulos en nuestra familia, ¿Cómo enseñaremos en la Familia de Dios?


Como Jesús le dijo a Nicodemo acerca de la revelación del nuevo nacimiento: Si tú no entiendes el nuevo nacimiento ¿Cómo eres tú maestro en Israel?


REVELACIÓN RENOVADA


La revelación recibida para un episodio pasado en la vida, no nos sirve para enfrentar los desafíos presentes; necesitamos una nueva revelación para cada momento que lo requiera nuestra vida.


Porque dos cosas ocurrirán cuando dejamos de recibir revelación:

1.- Nos quedamos pegados en la última revelación, y nos impide avanzar para Dios.

2.- Tendemos a idolatrar las revelaciones pasadas, porque nos fueron gloriosas y útiles para esa etapa de la vida; pero al enfrentar nuevos desafíos y no tenerla, nos frustrará, porque no tendremos la gracia de Dios,  la fe, la vida,  el amor, y el gozo que nos imparte Dios cuando recibimos una nueva revelación.


UN PELIGRO

El peligro es hacernos religiosos; y esto no solo  ocurre en lo personal, sino también en lo comunitario, y no estamos libres de ello.

Es así como desaparecen grupos que comenzaron por una revelación del Espíritu; o se transforman en grupos  tradicionalistas y legalistas; esa era la preocupación del apóstol Pablo por la iglesia en Galacia.

Porque se quedan pegados en su última revelación, y se niegan a avanzar en su fe.

Así ocurrió también con los Fariseos, que recibiendo una revelación de la santidad por guardar la ley en momentos oscuros de la historia de Israel, se quedaron pegados en ella, y no crecieron en revelación, y fueron tropiezo e instrumentos del maligno frente al ministerio del Mesías. 


Veamos otro ejemplo, en la historia de Israel:


Está en Números 21:4, que nos relata: " Después partieron del monte de Hor, camino al Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:  Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra tí; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía"


Vemos a Israel frente a una de las tantas adversidades que tuvieron que enfrentar en el desierto, y al no tener una revelación de parte de Dios para enfrentarla, se llenaron de quejas y desánimo. No tenían fe para enfrentarla, las revelaciones pasadas por muy gloriosas que habían sido, como ser testigos de las plagas en Egipto, ver como el Mar Rojo se abrió delante de sus ojos, abriéndoles camino, no les servía ahora frente  a este nuevo desafío.

Cayeron en pecado, se quejaron y hablaron mal de Dios y de Moisés; y trajeron sobre ellos muerte y dolor.

En su debilidad se humillaron, reconocieron y confesaron su pecado; y Moisés oró a Dios, y Dios le entregó una nueva revelación que marcó su salida; tenía que  levantar una serpiente de bronce en medio del campamento, y quién mirara a ella, sería sanado.


¿Qué trajo esa revelación?


Trajo sanidad, trajo fe, consuelo, vida de Dios; que no fácilmente olvidarán en su historia.


Pero pasaron cerca de cuatrocientos años, y en tiempo de Ezequías rey de judá, Israel estaba viviendo otro tiempo difícil bajo el asedio del imperio Asirio.

El anterior rey de Judá, su padre Acaz, había sido uno de los reyes más malos de Judá, se había apartado de Dios,y él había sido testigo de ello.

En medio de su crisis necesitaba una nueva revelación, y en 2 reyes 18 se relatan los hechos de Ezequías,  en el vers. 4 leemos, que Ezequías " Quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel"

Acaz había pervertido el altar de Jehová, introduciendo costumbres paganas traídas de Damasco, fue idólatra, y arrastró al pueblo en ello; llegó a sacrificar un hijo al fuego siguiendo costumbres paganas; todo esto  en su ignorancia, buscando el favor de dioses paganos frente al dominio de Asiria. Acaz tenía falta de revelación, y puso su esperanza en alianzas humanas y no en Dios.

Ezequías, contrariamente a su padre, buscó consagrarse a Dios; (lo que normalmente hacemos todos nosotros también en tiempo de crisis en la vida).

En ese proceso de consagración, encontró que el pueblo había transformado una revelación pasada, la serpiente de bronce, que les había sido de tanta bendición en un momento de su historia, en un culto de adoración; la habían transformado en pecado, y Ezequías la hace destruir y sacar del templo.

Si lees la historia de Ezequías, verás cómo en medio de su crisis como nación, y también en lo personal, recibe revelación divina por medio del profeta Isaías, un palabra profética, que Dios  entregaría la victoria sobre el rey Senaquerib de Asiria que lo asediaba; sobre quién Dios envió su ángel, y en una noche murieron ciento ochenta y cinco mil asirios; todos fueron confundidos y regresaron a Nínive, donde el rey Senaquerib fue asesinado por sus propios hijos, conforme a la palabra que Dios por medio de Isaías le había declarado.


Sin una revelación divina en la vida seremos confundidos en las crisis, y en nuestra racionalidad recurriremos a cualquier cosa, como el rey Acaz, o correremos el peligro de ser instrumentos de Satanás y no de Dios; como le ocurrió a Pedro, quién después de recibir una maravillosa revelación divina acerca de quién era Jesús.

En Mateo 16:18 "Tú eres el Cristo (Mesías) el Hijo del Dios viviente" Eso no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos, así la definió Jesús.


Poco después, frente a la revelación de Jesús acerca de su misión como el Cristo (el Mesías), que le era necesario padecer y morir por manos de los ancianos, sacerdotes y escribas; y resucitar al tercer día. 

El mismo Pedro, por desconocer la plenitud de la revelación de Dios respecto al Mesías, pone sus ojos en sus intereses y no en los de Dios; y así le dice Pedro al Señor: "Ten compasión de tí; en ninguna manera esto te acontezca; a lo que Jesús declaró: "Quítate de delante de mí, Satanás; me eres tropiezo, porque no pones la mirada en las cosas de Dios, sino en la de los hombres"


Amados hermanos:

Si no sabemos interpretar una revelación dada por Dios, a la luz de la revelación del "Propósito eterno de Dios" revelado en las Escrituras, el uso del beneficio de esa revelación puede ser equivocado, e incluso puesta al servicio de Satanás y no de Dios. 

(Usados, pero no aprobados por Dios)

Como pasa con muchas revelaciones acerca de los dones del Espíritu Santo, como sanidades, liberación, milagros, fe , etc utilizando la gracia de Dios para propósitos personales y terrenales.


Debemos ajustar las revelaciones, a la revelación del Eterno Propósito de Dios revelado en las Escrituras; para que Dios sea glorificado en ello y nosotros edificado conforme al Eterno Propósito de Dios.

Cada etapa de la vida de un discípulo y de la iglesia, necesita de una nueva revelación de su palabra, para crecer y avanzar en su voluntad.

¿Vivimos por  una revelación pasada? 

¿Por la revelación de nuestros padres, o de otros?


Necesitamos que Dios traiga revelación a nuestras vidas, que nos vivifique, que nos imparta fe, que nos llene de su gracia, sin la cuál nos será imposible avanzar en  la vida del reino.


¿Cómo sé que necesito revelación?

Cuando no puedo vivir lo que sé.


Sabemos que no debemos pecar y pecamos, especialmente en esos pecados que nos son reiterativos, que no podemos superar en la vida; ayunamos, oramos, y volvemos a caer en lo mismo. Eso evidencia mi falta de revelación de Dios al respecto.


Necesitamos que Dios nos revele la causa que origina nuestro problema, esa debe ser nuestra oración, de lo contrario volveremos a caer en lo mismo.


"Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces"


Es un conocimiento espiritual que nos está velado, que nos está encubierto, y necesitamos que Dios lo descubra, es la obra del Espíritu de Dios para que podamos ser sanados, liberados y alcancemos la victoria del Señor en nuestra vida. 

Allí Dios usará palabra de Ciencia, palabra de Sabiduría, o una palabra profética,etc, o la multiforme y abundante gracia, para traer luz a nuestra oscuridad.

Necesitamos revelación. ¿Lo crees?


Por eso debemos orar y preguntar al Señor acerca de nuestra situación, que fue lo que originó nuestro problema que nos tiene en servidumbre.


Porque muchas veces nos toca vivir episodios fuertes en nuestra vida, muchos de los cuales no los originamos nosotros; pero por causa del dolor que experimentamos, justificamos nuestra responsabilidad en ello, y no percibimos que podemos caer en una actitud de pecado, y como consecuencia dar lugar al diablo, y contristar al Espíritu de Dios; porque guardamos enojo, rencor o falta de perdón.


Así quedamos bloqueados en la vida, a expensas de un Satanás que  solo busca matar, destruir y robar todo lo que nos pertenece de parte de Dios, para que no lo disfrutemos, para que no lo vivamos.

Nos roba la bendición de Dios sobre nuestra vida y sobre nuestras familias.

Muchas de nuestras depresiones  ataduras, son por falta de revelación de Dios.

Pero el arrepentimiento, la confesión de nuestro pecado revelado, siempre traerá revelación del perdón de Dios, de su consuelo, de su liberación.


Y al igual que Pedro, después de nuestra noche amarga, si nos es necesario vivirla, Dios traerá una nueva revelación que nos levantará, nos sanará, y nos restaurará; y entonces seremos útiles en las manos de Dios.


La revelación es una acción soberana de Dios, pero él mira nuestros corazones, y donde hay un corazón contrito y humillado, Dios no puede despreciar, ese corazón hallará gracia delante de Dios. 

Dios da gracia a los humildes.

AMEN