miércoles, 23 de octubre de 2019

BAJO UNA NUBE DE OSCURIDAD

BAJO UNA NUBE DE OSCURIDAD "Una reflexión en el Camino"
Por Guillermo Avila



"¡Levántate y resplandece, que la luz ha llegado!
¡La gloria del Señor brilla sobre ti!
Mira las tinieblas cubren la tierra,
y una densa oscuridad se cierne sobre la nación.
Pero la aurora del Señor brillará sobre ti"

Una nube de oscuridad se cierne sobre nuestra nación, es una densa tiniebla.
En un ambiente de oscuridad y tinieblas, las personas se llenan de temor, de incertidumbre, de inseguridad respecto al mañana, y en la oscuridad surgen los depredadores y salteadores.
Hemos sido testigos de aquello, de cómo bajo oscuridad brotan los más bajos instintos de la naturaleza humana, sin importar su condición social o intelectual: Los abusos, el maltrato, el atropello, las injusticias, las pasiones desordenadas, la ira, los celos, la violencia, los robos, la falta de respeto por el otro.
Sin dudas, las crisis en la vida manifiestan lo que realmente somos.
Esta es la realidad de nuestra sociedad.

También  las tinieblas manifiestan la luz, pues resplandecerá en medio de la oscuridad.
La luz no es afectada por la oscuridad, por el contrario, la hace resplandecer; y deja manifiesto que la oscuridad es ausencia de luz.
Si en ti hay luz, en la oscuridad debes manifestarte y resplandecer; y quién esté a tu alrededor lo debe notar.
La luz es concreta y visible, como lo son las obras de la oscuridad.
En ti debe haber una palabra de fe y esperanza, debe haber amor y comprensión por quién está en oscuridad, tu resplandor no depende de las circunstancias, y de lo que suceda a tu alrededor, no puedes caer en las obras de la oscuridad, debes permanecer integro.
La paz que hay en ti, no la recibiste del mundo, pues el mundo no la tiene y no la puede dar, la has recibido de Jesús, quien es tu paz si Él ha nacido en ti.
Tu justicia no viene del mundo, pues es parcial, de acuerdo a los intereses de cada uno, y cada uno buscará su propio provecho.
En tiempos de Jesús habían muchas injusticias, abusos, maltratos, e imposibilidades de salud; y Jesús no ofreció un mejor seguro para aliviar el dolor y las enfermedades del pueblo. Jesús los sanó, los libertó, los restauró. Fue concreto a las necesidades de la gente.
Ese debe ser nuestro desafío como hijos de luz, sanar las dolencias de los hombres, sanar los corazones quebrantados, dar libertad a los cautivos, y traer el bien de Dios sobre nuestras naciones.
Eso es un verdadero resplandor.
Nuestra luz es muy débil, necesitamos cargar nuestras lámparas de aceite, nuestro aporte debe ser sobrenatural, del corazón mismo de Dios.
Debemos asumir no la espada que cortará la oreja del enemigo, como los hizo Pedro, debemos tomar la espada del Espíritu que aliviará, sanará y suplirá realmente las necesidades de nuestra sociedad, y como consecuencia tendremos administradores, jueces, gobernadores y gobernados más íntegros.
Cualquier sistema es válido cuando hay integridad, así también ningún sistema será válido sin integridad.
Resplandezcamos en medio de la oscuridad.
Si eres luz, no te confundas bajo la nube de oscuridad.