jueves, 14 de mayo de 2020

PARA TODOS LOS TRABAJADOS

PARA TODOS LOS TRABAJADOS "Una reflexión en el Camino"
Por Guillermo Ávila


“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar, llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” Mateo 11:28-30

La vida no da tregua, es agresiva y violenta, no respeta sexo, edad, rango social, ni educación, cuando golpea, golpea y derriba sin acepción. De esta apreciación escribía el gran sabio Salomón: “Más vale un puño lleno de descanso, que ambos puños llenos de trabajo y aflicción de espíritu”

Este sistema humano, creado y sustentado por el hombre, funciona solo con personas productivas y llenas de vitalidad. Quienes se cansan, se enferman y no pueden responder a las exigencias del sistema, se transforman en una carga, para pronto ser desechados.

Este sistema humano, diseñado como una propuesta para el servicio, realización y felicidad del hombre; finalmente  lo esclaviza,  lo estresa y lo  oprime; como un ente con vida independiente de quienes supuestamente lo crearon. Es evidente que no es el hombre quién lo maneja y domina, hay un ser invisible detrás del escenario, Jesús lo desenmascaró como el príncipe de este siglo, Satanás, Mamón el dios del dinero, que tiene como objetivo impedir y destruir el Propósito divino diseñado por Dios para el hombre, haciendo del dinero no solo un medio para el desarrollo humano, sino que transformándolo en un fin en sí mismo, un dios, a quién el hombre debe servir y adorar.

Un ejemplo claro de esta verdad es lo ocurrido con esta Pandemia del Coronavirus, que ha golpeado este sistema humano; hemos visto tambalear la economía mundial, y hemos podido apreciar como algunos líderes, servidores y defensores de este sistema económico humanista, están dispuestos a sacrificar vidas humanas por él; especialmente a los más débiles de la sociedad, a aquellos que sirvieron al sistema y que ahora se han transformado en una carga para él, los ancianos y enfermos crónicos.

¿Es el hombre un servidor del sistema, o es el sistema al servicio del hombre?

Este sistema ha sido puesto en balanza en medio de esta crisis, y ha quedado en evidencia su ineficacia para suplir las necesidades de las personas; el sistema no es un dios que no se le pueda tocar, y se le deba servir a como de lugar.

Si este sistema no puede dar respuestas a las necesidades humanas, se debe cambiar y modificar, no es un dios intocable, al cuál el hombre se deba ajustar;  es sólo un medio al servicio del hombre, y no un fin en sí mismo.

Los hombres no debemos endiosar ningún sistema, cada sociedad debe establecer el que mejor le acomode a su realidad, y debe poseer la flexibilidad para acomodarse a las necesidades humanas, en los distintos tiempos.

Si atendiéramos la sabiduría y el consejo de Dios, tendríamos una sociedad más justa y más equitativa; de partida, los impuestos serían más justos y proporcionales a los ingresos de cada persona.
Valorizaríamos más los servicios que son esenciales para la vida y el desarrollo del hombre, como esta Pandemia lo ha sacado a luz; un servidor de salud puede salvar vidas, no así un deportista famoso. La vida es prioridad por sobre cualquier vanidad.
Consideraríamos a una persona de mayor valor que una empresa, institución o un bien material, porque no hay empresas, ni instituciones sin personas; y los bienes tienen valor por causa de las personas.

Necesitamos cambiar el orden de nuestras prioridades en la vida, y esto comienza cuando el hombre vuelve a poner a Dios en primer lugar.
"Porque de Él, por Él y para Él fueron creadas todas las cosas"
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mamón”

El dinero no es malo en sí, es útil y es un medio para sustentar nuestras vidas y familias, para compartir y expresar nuestro amor hacia quienes amamos, y hacia quienes sufren necesidad, pero cuando este toma el lugar de Dios en nuestro corazón nos destruye, y nos inclina a horrendas expresiones de maldad, como hemos visto en estos tiempos en todos los niveles sociales, (La avaricia, la codicia, la corrupción, los robos, los asaltos, el abuso, los homicidios, la violencia, etc).

El amor al dinero es la raíz de todos los males en el hombre, fuimos creados para amar a Dios y para amar a nuestros semejantes.
Satanás se personaliza en él, para impedir el Propósito divino diseñado para el  hombre.

La mayor necesidad del hombre es amor, y no la obtención de bienes materiales.

Sin darnos cuenta el sistema nos  esclaviza, nos explota hasta gastarnos todas nuestras fuerzas y energías, para luego desecharnos sin misericordia.
Es tiempo para que como sociedad enmendemos nuestros caminos.
Es la mano de Dios deteniéndonos antes que sea demasiado tarde.

Antes que lleguemos al final de nuestros días y digamos: “No tuvimos tiempo para amar a Dios y servirle, no tuvimos tiempo para conocerlo, no tuvimos tiempo para aprender a vivir, no tuvimos tiempo para  nuestras familias; para jugar, disfrutar a nuestros hijos y nietos; no los vimos crecer, perdimos lo mejor que Dios nos había regalado, y todo lo que ganamos y acumulamos se puede ir en un solo día, en un accidente, en una enfermedad, o en una catástrofe como esta Pandemia.

El no poder abrazarnos, abrazar la familia, los sobrinos y nietos; es para que valoricemos hacerlo cuando el retire este mal.

Es tan clara la voz de Dios sobre las naciones en este tiempo, pero el sistema nos ha cegado y nos ha condicionado a tal punto, que no podemos oír, porque estamos  afanados y preocupados pensando en que comeremos, y como nos vestiremos mañana si no tengo trabajo.

Para muchos este sistema es su pastor, y se han hecho dependientes de él.
Dios nos está liberando, para que veamos la vida desde otra perspectiva, para que  emprendamos otra forma de vivir y generar nuestros ingresos, que no nos robe lo que en este tiempo Dios nos ha hecho recuperar.

Es doloroso escuchar cada día de muertes, y el luto en muchos hogares: Pero la vida nos recuerda, que aquello es el fin de todo hombre, y el que vive lo debe tener presente, porque con la tristeza del rostro se enmienda el corazón.

Una tormenta es agresiva, violenta, y remueve todo, pero le hace bien a la tierra; porque después de la lluvia viene el arco iris, y la tierra produce  y trae nuevos frutos.
No le tengas temor a la corrección de Dios, y abre en este tiempo tu corazón.
Porque Él hará florecer el desierto, Él hará brotar aguas en el sequedal, Él sanará y restaurará la tierra.
"Dura cosa es dar coces contra el aguijón", no resistamos este proceso de Dios, no resistamos su disciplina de amor.
Es lamentable ver líderes mundiales resistiendo lo irresistible.

Suelta tus temores, suelta todo y deja que sólo quede ÉL, deja que Dios obre; Dios tiene muchas maneras de obrar, no dudes, confía porque Él te sostendrá, Él te sustentará y te dará descanso.

Puedo oír sus palabras: “Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar, lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” 
“Tienen que aprender de mí que soy manso y humilde de corazón" 

La evidencia de que hemos aprendido de Él, es que estamos dispuestos a ser enyugados con Él, y hemos renunciado al Yugo opresor de este sistema maligno, para servir al Señor con todo nuestro corazón.

Renuncia a caminar esclavizado a Mamón y toma su yugo, permite que Él sea tu Señor, y que esté en el centro de tu corazón, que Él gobierne tu vida, que Él guíe tus pasos. 
Vive para Él, sírvele a Él, estudia para Él, cásate y forma familia para Él.
Ama, sirve, trabaja, disfruta y comparte los bienes que Dios ponga en tus manos, deja que Él sea tu universo.

Tal vez pienses que no lo mereces, porque tu mismo todo lo has arruinado y consideras que es injusto que otro, que Jesús carge  tu pecado.
Tal vez pienses que no vale la pena, porque ha sido tan profunda tu caída, que ya no ves forma de restaurar todo lo dañado, ¿Pero que más puedes perder, si ya lo has perdido todo?
Más si lo intentas, verás que sí había mucho por ganar y alcanzar, y que no lo habías conocido.
Para todos los trabajados y cargados.