martes, 21 de julio de 2020

PONTE EN LA BRECHA

PONTE EN LA BRECHA  "Una Reflexión en el Camino"
Por Guillermo Avila






BUSQUÉ ENTRE ELLOS

“Busqué entre ellos alguno que levantara muro y se pusiera en pie en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que no la destruyera, pero no lo hallé” Ezequiel 22:30

Son las palabras de Dios en respuesta a la desazón sufrida por un pueblo que no encontraba explicación para su dolor; el dolor provocado por el despojamiento de su tierra, la destrucción de la ciudad de Jerusalén y de su templo, y la muerte de un gran porcentaje de sus habitantes.
Es el cautiverio babilónico sufrido por los sobrevivientes de Israel ante la terrible, y sangrienta invasión de parte de Nabucodonosor, rey de Babilonia, sobre la nación.

JUNTO AL RÍO QUEBAR

Junto al río Quebar en Babilonia, era el lugar donde muchos cautivos israelitas se reunían a llorar su desolación y dolor.
Fue en ese lugar, donde vino la mano de Dios sobre un varón llamado Ezequiel, un sacerdote que junto a su pueblo buscaba una explicación a tan grande desolación.
Dios levantaría a este varón para traer una palabra profética a su pueblo; Dios usaría a este varón para mantener la fe y el testimonio de Dios, durante este duro tiempo que tuvieron que vivir como nación en Babilonia.

El Salmo 137 nos entrega un registro de la real condición espiritual de este remanente en cautiverio:
“Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos y llorábamos acordándonos de Sion. Sobre los sauces, en medio de ella, colgamos nuestras arpas. Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían cánticos, los que nos habían desolado nos pedían alegría…¿Cómo cantaremos un cántico de Jehová en tierra extraña? Si me olvido de ti, Jerusalén, pierda mi diestra su destreza”

Ese remanente en Babilonia no podía superar su dolor, no podía conformarse a su condición y no podía hallar una verdadera razón a todo lo acontecido.
Fue en ese contexto donde Dios los visitó por medio de profeta Ezequiel, y les entrega una Palabra profética como respuesta a su clamor.
Fue en ese contexto donde el Espíritu de Dios lo traslada en el espíritu a Jerusalén, para mostrarle cuán justo había sido en su juicio, y en su trato con su pueblo,  así lo registra:

1.- LOS PROFETAS.
"Se conjuraron en medio de ella, sólo pensaron en sacar beneficios personales, como león rugiente que arrebata la presa. Devoraron vidas, tomaron haciendas y honra solo para sí, multiplicaron sus viudas en medio de ella, contaminaron y tergiversaron mi Palabra, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentira" Ezequiel 22:25y28.

2.-LOS SACERDOTES.
"Violaron mi ley y contaminaron mi santuario; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre lo inmundo y lo limpio. Yo he sido profanado en medio de ellos" Ezequiel 22:26

3.-LOS GOBERNANTES.
"Han sido como lobos que arrebatan la presa; derraman sangre para destruir las vidas, para obtener ganancias injustas" Ezequiel 22:27

4.-EL PUEBLO.
"Sobre esta tierra oprimía y robaba; al afligido y necesitado hacía violencia y al extranjero oprimía contra derecho" Ezequiel 22:29
Es era el juicio de Dios sobre los profetas, sacerdotes, gobernantes y sobre ese pueblo que ahora sufría el cautiverio.

¿Cuánta similitud con estos días en las naciones?

¿Cuán poco ha cambiado el corazón del hombre?

LOS PROFETAS DE HOY
Hay muchos que se declaran Apóstoles y Profetas de Dios, pero no buscan establecer ningún fundamento ni edificación en la Iglesia del Señor, su mensaje se centra solo en beneficios temporales y terrenales como la sanidad del cuerpo y la prosperidad material, prosperidad que solo es para ellos mismos; porque sólo piensan en lo terrenal, fama y poder; en sus propios logros y realización.
No hay ninguna revelación del Propósito eterno de Dios para el hombre y su llamado a edificarlo.
No están para el perfeccionamiento de los santos, ni la edificación del cuerpo de Cristo;  están solo para su propio desarrollo y se vanaglorian en sus propios logros; usando los dones del Señor y la necesidad espiritual de la gente para construir sus propios reinos.
¿Cuán distante de los  verdaderos apóstoles y profetas del Señor registrados en las Escrituras?

LOS SACERDOTES DE HOY
Los sacerdotes, ministros para enseñar a guardar la Palabra en el corazón de los creyentes, y para enseñar a vivir una vida agradable al Señor; pero ellos mismos quebrantan los principios más básicos del reino; como ser marido de una sola mujer, no avaros de ganancias deshonestas, conductas morales aborrecibles alineadas con el mundo, y no siendo ejemplos para la grey del Señor.

LOS GOBERNANTES DE HOY
Los gobernantes de las naciones solo buscan fama, gloria y poder; solo buscan  explotar para sí mismos y para quienes les sirven, un sistema ya injusto y  desechado por Dios, hombres corruptos, amantes del dinero y del poder, coludidos con quienes administran los recursos naturales en las naciones; dados por Dios para el beneficio de todos sus habitantes.

EL PUEBLO DE HOY
Un pueblo que justifica sus males en el mal ejemplo de sus propios modelos de vida. Un pueblo sin identidad propia, no reflexivo, que sigue la corriente que le imponen, y que los lleva a la perdición en sus vidas y de sus familias.
Un pueblo sin fe, sin discernimiento, que no sabe dónde poner su esperanza; que en su desesperación y necesidad justifica la violencia, la muerte, el robo y la destrucción; multiplicando más el mal para sus propias familias y para sus naciones.
Un pueblo que no sabe discernir entre lo bueno y lo malo, y sin reacción frente al mal que se le avecina, como fue la condición del pueblo de Israel antes de su destrucción y cautiverio.

LA SENTENCIA SOBRE ISRAEL

Sobre los profetas, sacerdotes, gobernantes y ese pueblo vino la decepción del Señor:
“Busqué entre ellos un hombre que levantara muro y que se pusiera en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyera; pero no lo hallé” 
Dios procuró su salvación y evitar el mal que sería inevitable:
“Por tanto, derramé sobre ellos mi ira. Con el ardor de mi ira los consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová el Señor” Ezequiel 22:30 y 31

NUESTRA  SENTENCIA HOY


Es inevitable que segaremos en la vida lo que hemos sembrado.
La justicia de Dios tarde o temprano nos alcanza, Dios no puede ser burlado.
Él es el creador, Señor de la vida y Señor de la historia.
En este tiempo, delante de nuestros ojos, hemos visto desmoronarse la maquinaria de un sistema económico apartado de los principios de Dios.
En este tiempo, hemos visto que todo lo que no es esencial en la vida, y que ha sido construido artificialmente solo para lucrar, Dios lo ha bloqueado y paralizado, obligándonos a valorizar y a priorizar lo que sí es esencial y sí nos hace bien, lo que sí nos traerá bienestar para nuestras vidas, familias y sociedades.

Esta pandemia del Coronavirus nos ha obligado a reflexionar, a reconsiderar nuestros pasos, para encaminarnos a lo verdadero y esencial en la vida.

Hemos sido testigos, que la fe puede ser edificada incluso sin esos pomposos "templos", que basta solo una relación para edificar la fe.
En las crisis un pueblo sin fe se desmorona, y en su confusión se autodestruye.

Con tristeza hemos sido testigos del derrumbe económico, social, en la salud y en la impotencia humana frente a la muerte. 
Sin una actitud humilde frente a Dios y a la vida; nuestras lágrimas y nuestros rezos no tendrán ningún efecto, no cambiarán nuestras circunstancias, ni evitarán sufrir nuestras consecuencias.

EL DISEÑO DE DIOS

Ese no es el diseño de Dios para los hombres y para las naciones; Dios tiene pensamientos de bien y no de mal; su Propósito creacional para el hombre es maravilloso, y procura bendecir a todas las familias y naciones de la tierra.
Dios nos creó para vivir en una relación y amistad con Él; su diseño es ser su morada y disfrutar de su presencia; fuimos creados seres espirituales, lo que perdimos en el huerto por causa del pecado y que Cristo vino a restaurar.
El Padre envió a su Hijo por amor, para reconciliarnos con Él por medio de su muerte en la cruz.

 NUESTRA TRISTE REALIDAD

No importa cuán bajo nuestros pecados nos puedan llevar en la vida, y cuanto dolor nos haya provocado, si en nuestro cautiverio, al igual que Israel nos volvemos a Dios, Él estará pronto a perdonar, y a restaurar TODO lo que el pecado y la vida nos haya quitado y robado.
Así lo declaró Dios por boca del profeta Ezequiel a su pueblo, trayendo esperanza, y restaurando su fe en medio de su gran desolación.
“Yo os tomaré de las naciones, os recogeré de todos los países y os traeré a la tierra que les he prometido. Esparciré sobre vosotros agua limpia y seréis purificados de todas vuestras impurezas, y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que anden en mis estatutos y que guarden mis preceptos y los pongan por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Yo os guardaré de todas vuestras impurezas. Llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no os expondré más al hambre. Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones. Os acordaréis de vuestra mala conducta y de vuestras obras que no fueron buenas, y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones. No lo hago por vosotros, dice Jehová, el Señor, sabedlo bien. ¡Avergonzaos y cubríos de deshonra por vuestras iniquidades, casa de Israel!”

LA RESPUESTA DE ISRAEL

Dios es un Dios de esperanza, de amor y de misericordia, lento para la ira, y que se duele del castigo; y siempre busca en su amor nuestra restauración.
Fueron muchos los que escucharon y respondieron al llamado de Dios en cautiverio, por boca del profeta Ezequiel, y se pusieron en la brecha para ver la restauración de su nación: Daniel, Sesbasar, Josué, Zorobabel, Esdras, Nehemías, Ezequiel y muchos más contribuyeron para mantener la fe y el testimonio de Dios en cautiverio, y ser testigos de cómo Dios los restauraría como nación.
Fueron miles los que fueron testigos de la intervención del Espíritu de Dios sobre Ciro rey de Persia, al pregonar un decreto de respaldo para la nación, para salir y regresar a Jerusalén.
Y fueron miles los que regresaron a la tierra que habían perdido, donde reedificaron el templo y la ciudad, con la alegría y el gozo de Dios. 
Así lo registran las Escrituras en el libro de Esdras: "Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. Y no podía distinguir el pueblo el clamor y los gritos de alegría, de la voz de lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta lejos"
Ahora habían lágrimas pero de alegría, Dios había cambiado su lamento en baile, su tristeza en alegría.

NUESTRA RESPUESTA

¿Nos conformaremos a esta condición y circunstancias para morir en ellas?
¿Lucharemos con fe por nuestras familias y en favor de su reino?
¿Nos pondremos en la brecha atendiendo al llamado de Dios?
La Iglesia del Señor, es la humanidad restaurada al Propósito de Dios, y es la respuesta del hombre al llamado de Dios.
Los que os acordáis del Señor, no desmayéis, ni deis tregua, hasta que Dios establezca su voluntad y Propósito sobre esta tierra.
Ponte en la brecha.
Haz vallado.


“Los que os acordáis del Señor, no desmayéis ni deis tregua hasta que Dios encienda su salvación y la ponga como antorcha sobre esta tierra”
Si al momento de leer esta reflexión, tu corazón está derramado delante de Dios, aunque aún no hemos visto su respuesta:
¡Espéralo! No abandones la brecha, porque Él no tardará, Él renovará  tus fuerzas y podrás perseverar en oración, porque SU AMOR NUNCA LLEGA TARDE.
Que en su visitación, el Señor nos encuentre en la brecha.
Ponte en la brecha.