martes, 31 de julio de 2012

¡NO PEDIRÉ, NO TENTARÉ A DIOS! "Una reflexión en el camino"


¡NO PEDIRÉ, NO TENTARÉ A DIOS!  "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila


“Habló también Jehová a Acaz, diciendo: Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto” Isaías 7:10,11
Parece incomprensible e ilógica la respuesta  de este rey de Judá  ante la invitación de parte de  Dios a pedir un “milagro”, de pedir una  intervención  sobrenatural  en medio de su crisis.

Acaz se encontraba aterrorizado y lleno de miedo ante la inminente invasión de dos reyes enemigos, Peka rey de Israel (reino dividido del norte) cuya capital era Samaria, y Rezin rey Sirio cuya capital era Damasco, ambos se habían confederado para combatirla, destruirla y repartirla, por causa de su negativa de aliarse con ellos contra Asiria.
Las Escrituras describen así ese momento de angustia de Acaz: “Se le estremeció el corazón, y el corazón del pueblo, como se estremecen los árboles en el monte a causa del viento”

El temor se había  apoderado del rey y de todo Jerusalén, se sentían sobrepasados en sobremanera, ya poco tiempo atrás Peka les había invadido, destruido sus ciudades  y les había matado en un día 120.000 de sus guerreros.
¿Quién no ha sido estremecido en su corazón enfrentado ante una mala noticia, ante una crisis?

Dios mostrará que  siempre está presente en medio de nuestras crisis, a pesar de nuestra condición espiritual,  Dios siempre deseará traer luz a nuestra oscuridad.
 
Dios siempre busca revelar  la verdadera causa de nuestros sufrimientos, y mostrarnos en su amor SU SALIDA. Esta sería la experiencia del  rey Acaz.

Acaz fue uno de los reyes más malos de Judá, no hizo lo recto, ni apreció el consejo de Dios en sus decisiones: Cerró las puertas del templo, apagó las lámparas del Santuario, suspendió los sacrificios y la adoración a Jehová su Dios, despidió a los sacerdotes y edificó altares a dioses paganos, ante quienes sacrificaría al fuego a su propio hijo.
Como consecuencia de sus decisiones, Acaz sufrió derrotas y fracasos, trajo dolor, muerte y  sufrimiento a su pueblo.

No buscó a Dios, ni humilló su corazón, antes buscaría alianzas humanas, recurriría a recursos temporales y pediría  ayuda al rey Tiglat-Pilezer de Asiria, a quien le ofrendaría  los utensilios sagrados de oro del Santuario del templo de Jehová su Dios.

Había  puesto su esperanza en los hombres y no en Dios.
En medio de su confusión y temor,  Dios envía a su profeta Isaías para llevarle una palabra de fe y esperanza para él y para su pueblo: “Acaz, guárdate y repósate; no temas, ni se turbe tu corazón, porque el plan de estos dos reyes contra ti no subsistirá, ni será”
“Estos dos reyes son como tizones que humean y se están consumiendo, y  dentro de sesenta y cinco años, ambos  dejarán de ser pueblos”

¡Qué reconfortante noticia para  un momento de crisis! ¡Qué palabras más consoladoras le enviaba  Dios! ¡Eran para saltar y danzar de alegría!
¡Acaz solo tenía que confiar y creer!  Sus enemigos no eran tal.

Dios lo estimula y lo desafía a creer: “PIDE PARA TI SEÑAL DE JEHOVÁ TU DIOS, demándala ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto”
¡Qué oportunidad le concede Dios! ¡Acaz  no importa lo difícil que sea, Yo lo haré!

¡Pide y recibirás! ¡Clama a mí y Yo te responderé! ¡Invócame en el día de tu angustia, y te libraré!
Pero Dios le advierte que si no cree, de cierto no permanecerá. 

¿Cuántas promesas Dios le ha dado a su pueblo?
¿Cuántas veces Dios nos ha desafiado a creer y a confiar en su poder sobrenatural en medio de nuestras crisis?

¿Y cuál ha sido nuestra respuesta a su invitación de amor?
Hubo un silencio profundo en el cielo, hubo expectación por la respuesta de Acaz a la propuesta divina, ¿Qué respondió Acaz?

¡NO PEDIRÉ, NO TENTARÉ A JEHOVÁ! 
Acaz estaba cegado, obstinado  en su incredulidad y en poner su confianza en los recursos y estrategias  humanas,  y no confiar en los recursos de Dios.

¿Cuántas respuestas similares  llegan cada día delante de su trono?
¿Cuántos como Acaz, prefieren sufrir y arrastrar al dolor a sus familias y a sus pueblos,  negándose a creer y  confiar en su creador?

Acaz escondía su hipocresía y su obstinación de incredulidad detrás de una máscara de FALSA RELIGIOSIDAD: ¡NO TENTARÉ A JEHOVÁ!
Si respondía solo ¡NO PEDIRÉ!, lo culparían del desastre de la nación a su incredulidad.
Acaz  sabía que si Dios le respondía y lo salvaba en forma sobrenatural, estaría obligado a creer, estaría obligado a honrarle y servirle. Tal compromiso y responsabilidad no estaba en su corazón incrédulo, Dios estaba descubriendo su corazón.

Así también hoy,  HAY MUCHOS QUE NO PEDIRÁN, que NO HUMILLARÁN SU CORAZÓN  delante de Dios en medio de sus crisis, preferirán seguir en su dolor  y arrastrar al desastre y al fracaso a sus familias, porque no están dispuestos a cambiar, a honrar y a servir al Señor, quien desea salvarles y bendecirles.
¡OID ACAZ  Y TODA LA CASA DE DAVID!  Irrumpe Isaías en su celo profético:

¿Os es poco el ser molesto a los hombres, sino que también lo seas a mi Dios?
ASÍ TE DICE TU DIOS: “A pesar de ti y de tu incredulidad, Dios cumplirá su palabra, y estos dos reyes dejarán de ser pueblos, pero no podrás impedir el dolor y el sufrimiento sobre tu casa y sobre Jerusalén. Los Asirios en quién tú has puesto tu confianza se volverán contra ti, te humillarán y avergonzarán. Destruirán tus ciudades y llevarán cautivos a tus mujeres y niños.  No podrán impedir el cautiverio Babilónico, pero no todos morirán, un remanente volverá y hará mi voluntad en la tierra que yo les he dado y  seré glorificado en ellos”
 
“Porque una virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, esa será mi señal sobrenatural que confirmará que Yo he hablado”

Dios es soberano y reina sobre todos los reinos de los hombres, El siempre tiene el control.
Esta "señal profética" tuvo su pleno cumplimiento en los días de la encarnación del Hijo de Dios, Emanuel, Dios con nosotros.
 
La muerte de Acaz fue sin gloria, y no  se le permitió ser enterrado en el lugar de los reyes de Judá, fue uno de los reyes más malos sobre la nación.

¿Qué harás tú en medio de tus crisis?
¿En quién pondrás tu fe y tu confianza?

"Maldito el hombre que confía en el hombre y bendito el hombre que confía en Jehová su Dios"

El justo por su fe vivirá, y lo que vive en su carne lo debe vivir por la fe del Hijo de Dios, porque sin fe, nadie puede  agradar a Dios.
Sin fe no escribirás tu historia en Dios, y no trascenderás en Él, de cierto no permaneceréis.
El es galardonador de los que le buscan:
¡Invócame en el día de tu angustia, te libraré y tú me honrarás!
 
¡Clama a mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces!
 
¡Todo lo que pidas al Padre en mi nombre enseñó Jesús, Él lo hará, para que vuestro  gozo sea cumplido! porque Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.

Nunca respondas a su invitación de buscarle: ¡NO PEDIRÉ, NO TENTARÉ A DIOS!


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