domingo, 26 de abril de 2020

COMO DEJAR DE LLORAR "Una Reflexión en el Camino"

COMO DEJAR DE LLORAR
Por Guillermo Avila





"David y la gente que lo acompañaba lloraron a voz en cuello, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar" 1Samuel 30:4

Si hay un denominador común en la experiencia humana es "llorar", puede que no sepas reír, y tal vez nunca has reído, pero la vida si nos enseña a llorar; es la primera expresión al nacer y  nos acompaña durante toda la vida;  y aún cuando dejemos esta tierra más de alguno llorará.

¿Quién no ha llorado alguna vez?
¿Quién no ha llorado frente a alguna pérdida o experiencia dolorosa?

Aún Jesús, nunca se registra que haya reído en alguna oportunidad, pero si que lloró, ante la muerte de su amigo Lázaro.

"Con dolor darás a luz tus hijos" "Con dolor comerás del fruto de la tierra, que producirá espinos todos los días de tu vida" 
Así reza la sentencia divina sobre la raza humana, a causa del pecado de nuestros primeros padres.
El pecado introdujo el dolor y las lágrimas a la experiencia humana; y sólo cuando el pecado sea quitado definitivamente en la manifestación del reino de Cristo, solo entonces..."No habrá más muerte, ni habrá llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron" 
"Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos" Apoc. 21:4

Mientras vivamos en esta tierra, es y será una experiencia común para todos los hombres.
¿Qué madre no ha llorado alguna vez por un hijo?
¿Qué hombre no ha sido quebrantado al sufrir la impotencia de un fracaso, de una pérdida valiosa, de un divorcio, o de una enfermedad dolorosa?
¿Cuántas lágrimas han sido derramadas sobre esta tierra?
¿Cuántas lágrimas han sido derramadas en el altar de nuestro Dios desde Adán, por hombres y mujeres quebrantados; frente a injusticias de la vida, a la soledad, al abandono, al abuso, al maltrato, o frente a un hijo rebelde?
¿Cuántas lágrimas han sido derramadas, por no entender lo que pasa a nuestro alrededor, dentro de nosotros, o frente a nuestros conflictos existenciales, donde nuestra alma no halla reposo?

En nuestro texto las Escrituras nos describen una angustiante experiencia de dolor en la vida de David y de los 600 hombres que le acompañaban, cuando regresaron a la ciudad filistea de  Siclag; donde se habían establecido junto a sus mujeres e hijos.
"Y David y la gente que lo acompañaba lloraron a voz en cuello, hasta que les faltaron fuerzas para llorar"
Lloraron hasta que se les agotaron las fuerzas.

¿CUÁL FUE LA CAUSA DE TANTO DOLOR?

¿Qué había ocasionado tanta angustia?

David huía del rey Saúl, y junto a sus hombres, con sus respectivas familias, se habían refugiado en esta ciudad filistea de Siclag. 
Mientras David y sus hombres estaban ausentes, los Amalecitas atacaron la ciudad, la saquearon, la incendiaron, y se llevaron cautivos a sus mujeres y a sus hijos. 
Esta pérdida  había ocasionado este gran dolor sobre ellos.

¿Cómo habrías reaccionado frente a una tragedia similar?

Fue un tiempo de gran humillación y de quebranto en la vida de David; el llegar y ver sus hogares calcinados por el fuego, sin encontrar a ninguno de sus seres queridos; en el silencio y la soledad solo pudieron llorar hasta que se les acabaron las fuerzas.

Detrás de todo dolor Dios siempre está en control, está trabajando y perfeccionando su Propósito en la vida de los hombres. 
Dios estaba conformando el corazón de David a su corazón; quién en su tiempo llegaría a ser rey de Israel.
Dios se perfecciona en las debilidades humanas.
"David se angustió mucho, porque la angustia del pueblo era mucha, por sus esposas, sus hijos y sus hijas"
David era su líder, y le responsabilizaban por lo acontecido, y  aún hablaban de apedrearlo, pues el alma del pueblo estaba llena de amargura.
Parecen incomprensibles las reacciones humanas, pero es el precio, que debe pagar  todo aquel que asume un llamamiento de Dios como David.
Habían suficientes razones para llorar.

¿CÓMO DEJAR DE LLORAR?

¿Cómo hallar consuelo en medio de tantas lágrimas?
¿Cómo permitir que nuestras lágrimas limpien nuestros ojos, y nos permitan ver la bondad de Dios, más allá de nuestro dolor?

Analicemos la experiencia de David:

DAVID HALLÓ FORTALEZA EN JEHOVÁ SU DIOS.

Para David su dolor y sus lágrimas fueron el camino para buscar,  hallar refugio y fortaleza en su Dios; su dolor implementó su deseo y anhelo de Él.
Su corazón piadoso no le permitió huir, ni rebelarse frente a su dolor; lo volcó hacia su Dios.
"David halló fortaleza en Jehová su Dios"

Nuestro dolor y nuestras lágrimas no nos han sido dadas sólo para sufrir y morir, son el medio divino en nuestra condición caída; para aprender y experimentar el consuelo de Dios, para recibir su fortaleza y aprender a oír su voz.

No significa que automáticamente nuestras circunstancias cambiarán.
Significa que en medio de nuestras circunstancias, podremos experimentar su consuelo, hallar refugio y recibir su 
fortaleza.
Significa que ya no habrán quejas, que ya no habrá amargura, que solo habrá una rendición del alma que ha aprendido a reposar en Dios.

DAVID CONSULTÓ A JEHOVÁ SU DIOS.

Sólo un corazón consolado y fortalecido por su gracia, tendrá las fuerzas para buscar y recibir el consejo divino.
Sólo un corazón consolado y fortalecido por su gracia, será sensible para aprender a oír su voz.

David buscó y recibió una "PALABRA DE DIOS," que fue luz a su camino y que alumbró su oscuridad.
"Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos" 1 Sam. 30:8
Esa fue la Palabra recibida que llenó su corazón de fe.
Porque la fe viene por el oír, el oír una Palabra de Dios.

Si Dios nos consuela y fortalece, es porque quiere guiarnos y conducirnos a su salida, a que caminemos por sus obras preparadas de antemano para nosotros, eso ocurrió con David.

Dios abriría sendas donde no las hay, y  abriría camino donde no había, y lo conduciría a la victoria.

El consejo de Dios para David fue ponerse en pie y perseguir a los Amalecitas; y junto a sus hombres obedeció, sin saber donde los encontraría y cómo los enfrentaría.
Su obediencia lo condujo a la estrategia de Dios.

LA ESTRATEGIA DE DIOS

Andando por el camino, hallaron a un hombre egipcio moribundo, a quién hicieron misericordia; lo alimentaron y le permitieron descansar, hasta que volvió a él su espíritu, porque no había bebido agua y no había comido durante tres días y tres noches; y para sorpresa de ellos resultó ser un siervo de uno de los Amalecitas que habían incendiado la ciudad, y llevado cautivos a sus mujeres e hijos; este hombre egipcio había sido abandonado a la muerte por su amo, por encontrarse enfermo y desvalido.

Dios usó este acto de amor y misericordia.
Dios usó a este hombre egipcio, para conducir a David y alcanzar a los Amalecitas, a quienes encontraron bebiendo y comiendo, celebrando el gran botín conquistado; y en ese lugar David los derrota por sorpresa, recupera todo lo perdido, y es recompensado con un gran botín. 

Si David hubiese cerrado su mano para ayudar y socorrer a este hombre egipcio moribundo, nunca hubiese descubierto la dirección de Dios.
"Y rescató David todo lo que los Amalecitas habían tomado, y libró asimismo a sus dos mujeres. No les faltó nadie, ni chico ni grande, así de hijos como de hijas, ni nada del robo, de todas las cosas que les habían tomado, todo lo recuperó David" ¡Aleluya!

Los Amalecitas en las Escrituras representan al enemigo de Dios, y de su Propósito para su pueblo. 
Los Amalecitas habían atacado siglos antes, en el desierto y cobardemente, por la retaguardia al pueblo que Dios que era conducido a la Tierra Prometida; en esa oportunidad, le habían dado muerte a los débiles niños, ancianos y enfermos, que rezagados avanzaban junto al pueblo cansados y sin fuerza. 
Dios les dió la victoria por mano de Josué.

Esta vez procuraban impedir que David progresara, y asumiera el reino de Israel, se habían llevado cautivas a sus mujeres y niños desprotegidos.

Los Amalecitas representan para nosotros, todas aquellos impedimentos que buscan nuestra retroceso, que se interponen a nuestro camino, para producir  dolor y sufrimiento que nos impidan avanzar, y poseer las promesas de Dios.
Los Amalecitas representan al Maligno, que solo sabe y busca matar, robar, y destruir todo lo que Dios edifica en sus hijos.

Debemos aprender que no basta experimentar su consuelo y fortaleza en medio del dolor, debemos buscar una Palabra de Dios, que nos levante, que nos sostenga y nos guíe para enfrentar el mañana.

Necesitamos oír su voz, su consejo, una Palabra que nos infunda fe, que nos muestre el camino, que nos saque del dolor y nos libre de la angustia, y nos introduzca en su victoria.

Y como David, no debemos dejar de hacer el bien a pesar de nuestro dolor, a socorrer a quién requiera nuestra ayuda, porque no sabemos si ese será el puente de Dios, que te guiará a la victoria en nuestra situación.

"Invócame en el día de la angustia, yo te libraré, y tú me honrarás" Salmo 50:15

Dios honra a los que le honran.

DAVID HONRÓ A DIOS EN LA VICTORIA.

"David compartió el botín recuperado y ganado por partes iguales con todos sus hombres, con los que habían estado en el frente de batalla y con los que habían quedado cuidando del bagaje"

David reconoció que fue Dios quién les dio la victoria, que no fue el fruto de sus habilidades, de su valentía o esfuerzo; él entendía cada uno había participado conforme a su fuerza y responsabilidad. La gloria y el reconocimiento le pertenecen sólo al Señor.

Debemos ser generosos con todo lo que Dios nos da, y no sólo pensar en nuestras necesidades.
Fue la diferencia marcada entre los Amalecitas y David.
Debe ser la diferencia marcada entre el mundo y los hijos de Dios.

¿No fue la actitud de Jesús en la cruz al morir por todos nosotros, al perdonar a quienes le humillaron y crucificaron, y al salvar a aquel ladrón crucificado a su lado?

El Señor suplirá todo lo que nos falte, y lo hará con cada uno de sus hijos.

"Porque por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría"


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