¡ESTAMOS SIENDO OBSERVADOS! "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Avila
“Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” Hebreos 4:13.
Porque todos compadeceremos ante el tribunal de Cristo.
Un tribunal podemos describirlo como un lugar alto, una tarima de observación.
Los ojos de Dios contemplan la tierra como un Padre que observa a sus hijos, con el propósito de apoyarlos en su caminar, intervenir si es necesario en sus necesidades y llevarlos al cumplimiento de su propósito diseñado para cada uno de ellos.
Si como padres imperfectos nos sacrificamos por nuestros hijos ¿Cuánto más nuestro Padre celestial, quien entregó a su Hijo por amor en una cruz?
Tal vez te preguntas ¿Muchas veces me he sentido afligido y sólo, y no he visto esa mano de amor ni su intervención a mi favor?
He vistos tantas tragedias e injusticias sobre esta tierra y ¿Dónde está Dios? ¿Acaso solo es un simple observador de nuestras tragedias?
Nuestra ignorancia y desconocimiento del proceder de Dios hace más desconsoladoras nuestras tragedias.
Dios se ha limitado asimismo en el hombre pudiendo determinar su vida, creándonos con la capacidad de decisión. El se ha propuesto no hacer nada si no se lo pedimos. El obra e interviene cuando el hombre ejerce fe sobre sus promesas.
Nuestra relación es fundamental para Él.
“Pidan y se les dará, busquen y hallarán, golpeen y se les abrirá. El que pide recibe, el busca halla y a quien golpee se le abrirá”
Jesús honró la fe de las personas que vinieron a él solicitando ayuda. El confirmó esta verdad sin importar si merecían o no su beneficio.
“Sin fe es imposible agradar a Dios, es necesario que quién se acerque a Él, crea que le hay y que es galardonador de quienes le buscan”
Nuestra incredulidad y nuestro orgullo es el único obstáculo para disfrutar de sus promesas.
Dios registra TODOS nuestros actos, actitudes y pensamientos, como en los tiempos de Jesús muchos fueron sorprendidos al darse cuenta que Él conocía sus pensamientos y descubría las intenciones de sus corazones.
Pero lo más sorprendente será al final, cuando TODOS nos presentemos ante su tribunal, donde TODOS daremos cuenta de nuestros actos y pensamientos, estos serán expuestos como un libro abierto delante de nuestros ojos. No tendremos excusas y no habrá justificación para ninguno de ellos, quedará al desnudo nuestra incredulidad, nuestra soberbia, nuestro orgullo, nuestra autosuficiencia y todas aquellas veces que no le invocamos en nuestra necesidad.
Entenderemos que en muchos de nuestros males, aflicciones e injusticias, Él no tuvo nada que ver, al contrario en cada una de ellas buscó ayudarnos y manifestarnos su amor, el esperó pacientemente que le buscáramos y confiáramos en sus promesas, que sin temor le hiciéramos nuestros refugio, consuelo y sabiduría, para así edificar correctamente nuestras vidas, familias y naciones.
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Pero el temor, la angustia, y la verguenza será para quienes no le conocen y no buscaron su voluntad sobre esta tierra, pero quienes le conocimos y creímos en Él como nuestro Señor. ¿Porqué temer a su presencia?
“Hijitos, permanezcan en El, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de Él avergonzados”
“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”
Hoy cuando en la boca de muchos está la angustia por el supuesto fin del mundo, en la boca de los hijos de Dios, está la esperanza maravillosa de nuestro definitivo encuentro con el Señor. El viene con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con Él, y su paga delante de su rostro.
Sus hijos preparan camino para su venida. El vendrá y nos salvará.
Sin duda ¡Estamos siendo observados
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