UNA BÚSQUEDA CON ANGUSTIA “Una reflexión en el camino”
Por Guillermo Ávila
Por Guillermo Ávila
“Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿Por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia” Lucas 2:48
¿Cuántos padres han sufrido la experiencia dolorosa de extraviar un hijo?
Los padres que han vivido esta experiencia, podrán confirmar la angustia terrible que se siente, la angustia es tal que en estas circunstancias, todo plan o programa que se tenía en mente en ese momento pierde su absoluto valor, para priorizar todo esfuerzo, tiempo y recursos, hacia la búsqueda de ese hijo o hija extraviada.
No encontrarle será de un dolor incalculable, hallarle sin embargo, será un alivio y una alegría maravillosa difícil de controlar.
¿Cómo no entender la alegría experimentada y expresada por ese padre de la parábola, quién hace una fiesta, mata el mejor becerro gordo para celebrar el regreso de su hijo a casa?
Si para él su hijo estaba perdido, extraviado, y lo había recuperado.
Hay que vivirlo para entenderlo en su cabalidad.
Esa eran las circunstancias de José y María: ¡Habían extraviado a Jesús!
¡CON ANGUSTIA TE HEMOS ESTADO BUSCANDO!
¡TE HEMOS BUSCADO CON ANGUSTIA!
¡TE HEMOS BUSCADO CON ANGUSTIA!
Fueron las palabras de María, madre del niño Jesús de solo trece años, al encontrarlo después de tres angustiantes días en Jerusalén, donde habían ido en familia a celebrar la fiesta de la pascua judía.
María y José eran un matrimonio ejemplar, piadosos, justos, que habían hallado gracia delante de Dios, y habían sido escogidos y separados para el nacimiento sobrenatural del Hijo de Dios.
María y José guardaban todas las ordenanzas establecidas por Dios, y en obediencia a ellas habían viajado a Jerusalén para celebrar la pascua, para ofrecer sacrificios y llevar sus ofrendas, sin embargo HABÍAN EXTRAVIADO A JESÚS, y no se habían dado cuenta después de tres días, fue una experiencia terrible para ambos.
Aún cuando el Hijo de Dios haya nacido en ti, en tu hogar, y seas un hombre o una mujer temerosa de Dios existe este peligro, ¡ES REAL!
TODOS podemos sufrir la experiencia de extraviar o perder a Jesús.
Algunos deliberadamente, otros por descuido, por costumbres religiosas, por priorizar una relación amorosa, amigos, familiares, etc.
TODOS podemos perder a Jesús sin darnos cuenta, y cuando nos enteramos de ello, es una experiencia terrible, y la única manera de recuperarlo es volver por el camino andado y buscarlo con angustia como lo hizo María y José.
Muchas veces solo tomarás conciencia de haber perdido a Jesús, cuando te encuentras enredado en "negocios que no son los del Padre"
Al tomar conciencia María y José que habían perdido a Jesús, tuvieron que volver al lugar donde lo habían extraviado, Jerusalén, tuvieron que deshacer lo caminado sin él, y recordar y buscar con angustia en distintos lugares, plazas, calles, negocios, y barrios, durante dos interminables días no le pudieron encontrar.
Lo sorprendente de la historia, es que Jesús NUNCA ESTUVO PERDIDO, Fue María y José quienes habían tomado un camino sin Él.
Somos nosotros los que emprendemos caminos engañados, planes y programas aun religiosos pero sin Él, a veces resultarán largas jornadas sin percibir que Él no está, y al igual que María y José tendremos que reconocer que hemos perdido a Jesús.
Nos confiamos al igual que María que estará con otros familiares, que su presencia está con otros, en nuestra esposa, en nuestro esposo, en nuestros hijos o en nuestros padres, pero lo terrible, es que yo lo he perdido, y tomar conciencia de ello debiera ser una condición angustiante.
Por eso el llamado de Dios es ha recordar de donde caímos, donde y cuando perdimos su presencia, donde y cuando dejamos de amarle, y emprendimos un camino sin Él: “Porque tengo contra ti dice el Espíritu, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré TU CANDELERO de su lugar, si no te hubieres arrepentido”
Eso sí, será terrible, será definitivo y no habrá retorno posible.
Amigo(a) y hermano(a):
Aún está su Espíritu sobre esta tierra, para constreñir nuestro corazón y hacernos tomar conciencia de esta gran perdida con consecuencias eternas.
Si has perdido a Jesús, si has perdido tu primer amor, si su Espíritu te ha hecho tomar conciencia de tu condición, y reconoces que te has enredado en "los negocios de este mundo" debes deshacer todo lo andado sin él, debes volver al punto donde le perdiste, y debes buscarle con angustia, y para ello, deberás abandonar TODA otra prioridad, todo otro compromiso en tu vida, deberás invertir todo tu tiempo, todos tus recursos en buscarle como María y José. Y como a María y José Dios te maravillará, y te alegrará por volverle a encontrar.
No pierdas tu tiempo buscándole donde no se le podrá hallar, debes buscarle en el lugar donde le perdiste. Él siempre estará en su Templo, en su Casa de oración, en la intimidad y en "los negocios de su Padre", Él siempre estará en la intimidad de la oración y su Palabra, para responder a todas nuestras inquietudes, pero...
DEBES BUSCARLE CON ANGUSTIA.
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