martes, 16 de agosto de 2016

¡ACTIVA TU BENDICIÓN!

UNA REFLEXIÓN EN EL CAMINO  ¡Activa tu bendición!
Por Guillermo Ávila



“Cuando venga el Hijo del hombre, ¿Hallará fe en la tierra?” Lucas 18:8

¿Cómo hallar fe sobre esta tierra en medio de tanta injusticia, violencia e inmoralidad?
¿Cómo hallar fe sobre esta tierra en medio de tantos desastres naturales, como sequías, tormentas, terremotos e inundaciones?

Vivimos en medio de una sociedad llena de conflictos, conflictos de relaciones, pleitos, guerras, divorcios, etc. Conflictos por infidelidad, deslealtad, hijos rebeldes, embarazos a destiempo, enfermedades y accidentes que pueden frustrar en un solo instante los sueños de una vida, y nos ponen frente al dolor, a la angustia y al poder inminente de la muerte.

Despertamos cada día y las noticias nos recuerdan la profunda crisis moral, social y económica en que vivimos, donde aún los más destacados personajes públicos nos decepcionan, y frustran las aspiraciones de los pueblos, corrompiéndose, y contradiciendo sus propios discursos.

En medio de esta decepcionante y triste realidad, abundan los mensajes de terror, que resaltan lo trágico, la desesperanza, y desplegando una densa oscuridad que nos impiden ver EL CIELO que nunca ha cambiado de lugar, o ver EL SOL que nunca ha dejado de alumbrar.

Ante esta cruda realidad, No serán los hombres  con su inteligencia, con su sabiduría y tecnología que abrirán sobre la humanidad LOS CIELOS, para activar y traer sobre los hombres LA BENDICIÓN DE DIOS.

Es Dios, y solo Dios, quién intervendrá sobre nuestra oscuridad, como un relámpago con los rayos de su luz para alumbrar  nuestro camino, para impartir fe y esperanza a nuestra pobre realidad.

Es Dios, y solo Dios, quien nos abrirá sendas donde no las hay, quién hará florecer nuestros desiertos, y derramará agua en nuestro sequedal.
Es Dios, y solo Dios, quién despertará la fe y descubrirá el alma sedienta, impartiéndole su vida y el soplo de su aliento, para que eleve UN CLAMOR en medio de su desesperación.

Es tan simple, que por lo simple le es al hombre tan difícil de aceptar, que sea solo UN CLAMOR, en medio de su angustia y aflicción lo que le traerá respiro y liberación:
¡CLAMA A MÍ, Y YO TE RESPONDERÉ!

¿Qué nos impide, a pesar de ser tan simple, activar nuestra bendición?
¿Qué nos impide, a pesar de ser tan simple, elevar al cielo nuestro Clamor?

Sin dudas, es nuestro orgullo, nuestra soberbia, lo que bloquea y endurece nuestra mente y corazón, lo que estructura nuestros pensamientos y razonamientos, que justificarán nuestra posición.

Dios resiste la soberbia, cierra los cielos, y nos aleja de su bendición.

Dios NO ESCUCHARÁ  nuestras quejas, solo escucha nuestra oración.

No es NUESTRA NECESIDAD  la que activa su bendición, no son nuestras  LÁGRIMAS las que tocarán su corazón, es nuestra FE, Es nuestra  FE  expresada en un CLAMOR lo que activará su bendición:
Como la Fe de aquel ciego de Jericó, que clamó: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Así también será nuestra FE, la que elevará un clamor que tocará su corazón.

¡Hijos, oíd mis palabras!
¡Poned atención a mi consejo!
“Cuidarás de poner por obra mi Palabra y vivirás, te multiplicarás y poseerás sobre la tierra MI BENDICIÓN”
“Cuidarás de no olvidarte de obedecer mi Palabra, no sea que te enorgullezcas y digas en tu corazón: Fue mi poder y la fuerza de mi mano, que me ha traído toda esta BENDICIÓN”

¿No es común en el hombre atribuirse así mismo el bien, a su esfuerzo y a su trabajo?
¿No es común en el hombre atribuirle a Dios nuestro mal y todo lo malo que nos ocurre?

Es por nuestra desobediencia a su Palabra, es por vivir lejos de Él, lo que ha originado sobre nosotros todo tipo de mal.

“Más si en tu aflicción te vuelves a mí,  si te HUMILLARES y CLAMARES, entonces yo OIRÉ desde los cielos, perdonaré tus pecados y sanaré tu tierra”

Dios habló a Moisés en el desierto: “He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su CLAMOR a causa de sus opresores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel, donde yo los BENDECIRÉ”

Dios no solo anhela sacarnos de nuestra aflicción (esclavitud), sino que él anhela introducirnos en SU BENDICIÓN.

No te dejes engañar; Dios no quiere tu destrucción, Dios no busca nuestro mal, Dios quiere que vivamos siempre bajo SU BENDICIÓN, fuimos creados, diseñados para recibir su bendición.

La Cruz, es la más grande demostración del amor de Dios, donde no sólo quiere salvarnos sino que alcanzamos su bendición.

Como el rescate de la esclavitud de Israel, que no concluía en el desierto, solo era un paso para introducirlos en la tierra de su bendición.
Era un paso necesario para conocerle, para aprender amarle y servirle, así administrar y cuidar la Tierra de bendición.

El vaciar al hombre de sí mismos, y despojarlo de la mentalidad de esclavitud, siempre será para Dios la mayor dificultad.

Amigo(a) y hermano(a):

Deja que su luz alumbre tu oscuridad, y aunque en el polvo de la desesperanza te encuentres, su Espíritu te impartirá su FE, la FE que hará brotar UN CLAMOR de esperanza, un clamor que tocará su corazón y activará sobre tu vida su bendición.

Es su FE  impartida a tu corazón que expresada en un profundo CLAMOR, lo que activará su bendición,
¡ACTIVA TU BENDICIÓN!

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