EL PROPÓSITO DE LA ORACIÓN "Una reflexión en el camino"
Por GuillermoÁvila
"Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar" Lucas 11:1
Sin duda que, la forma como Jesús oraba llamó claramente la atención de sus discípulos, quienes como judíos habían heredado una forma de orar, que era distinta a como Jesús lo hacía, no solo como lo hacía , sino también por sus resultados y la eficacia de ella.
La religión judía, al igual que todas las religiones del mundo, tenía una liturgia establecida y heredada, ellos oraban tres veces al día, pero no eran oraciones espontaneas, sino rezos predeterminados que repetían, donde también utilizaban salmos y otras escrituras.
Al igual que hoy, cuando una persona nace del agua y del espíritu, se enfrenta a esta nueva realidad de no saber como orar, como lo hacen los cristianos más crecidos.
Lo primero que Jesús enseña al respecto, es que no es por la mucha palabrería y repeticiones de rezos aprendidos, como verdaderamente se debía orar.
La verdadera oración, es una relación natural de amor entre un hijo y su Padre Celestial, porque quien nace de nuevo del Espíritu de Dios, recibe el derecho e identidad de ser hijo de Dios, y es la experiencia más gloriosa del nuevo nacimiento y de la conversión del hombre.
Antes de ello, al igual que los discípulos de Jesús, nuestra relación con Dios, sea como le llamemos: El Altísimo, el Dios Todopoderoso, el Creador de todas las cosas, etc. es una relación distante y lejana, a nuestra experiencia personal con su diseño eterno para nuestras vidas.
Jesús nos acerca a Dios como Padre, reconciliándonos con Él por medio de su cruz, en una experiencia nueva y maravillosa, la que debe crecer y madurar junto con nuestro crecimiento espiritual.
Es el Propósito de Dios para nuestras vidas.
Una característica de nuestra niñez espiritual, es la utilización de la oración como una forma de acrecentar nuestro individualismo, nuestra naturaleza egoísta, y nuestro apego al mundo, a las cosas materiales y terrenales, descubriendo con ello, nuestra ignorancia de su Amor y Propósito Eterno para nuestras vidas sobre esta tierra.
Ignorancia, que se acrecienta por el modelo engañoso de líderes religiosos y ambiciosos, que solo aman y piensan en lo terrenal, y buscan lo suyo propio; y no buscan la gloria y el cumplimiento de su Propósito Eterno.
Es verdad, que Jesús mostró preocupación por las necesidades de la gente, los alimentó, los libertó, los sanó; y enseñó a sus discípulos a pedir por el pan de cada día, pero ese no era su mensaje principal, Él enseñó acerca del reino de su Padre, el cual debemos buscar como también su justicia, y prometió, que todas las cosas necesarias para la vida vendrían por añadidura.
Jesús nunca enseñó, ni prometió a sus discípulos que serían millonarios, por el contrario, debían ser generosos, no amantes del dinero, y en su amor, debían procurar que no hubieran necesitados entre ellos. Hermoso ejemplo de aquella comunidad de discípulos de los primeros siglos.
Jesús prometió cuidar de nosotros y suplir todas nuestras necesidades, y que jamás habría un justo desamparado, y que su descendencia mendigara el pan.
Jesús enseñó a sus discípulos el VERDADERO PROPÓSITO de la oración, que era la restauración de la voluntad de Dios nuestro Padre sobre esta tierra, y que su Nombre volviera a ser confesado, honrado y santificado, en el corazón de los hombres.
Era el PROPÓSITO DE SU ORACIÓN, (que se haga la voluntad del Padre y no la suya) la restauración de la imagen y semejanza de Dios en la vida de sus discípulos, a quienes había llamado y apartado, para que fueran luz y sal sobre esta tierra, testigos de la obra del Espíritu Santo en sus corazones.
Los discípulos amaban y querían ser como Jesús, (es el espíritu de un verdadero discípulo) y Jesús no buscaba otra gloria ni otra voluntad, que no fuera la gloria y la voluntad de su Padre sobre esta tierra, para ello, estaba dispuesto a negarse asimismo, a tomar su cruz cada día, y morir en ella.
Cuando oren, digan: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad aquí en la tierra, como en el cielo" Era la oración de Jesús.
Jesús no oraba para obtener una bicicleta, un auto, un buen trabajo, dinero, casas, etc.
Jesús oraba en favor de la voluntad de su Padre y ponía su vida en ofrenda para ello.
El Padre se agradó de su Hijo: "Este es mi Hijo amado, en quién tengo contentamiento"
El Hijo halló gracia a los ojos del Padre.
¿Qué debemos orar para hallar gracia a los ojos de Jesús?
¿Cuál es el propósito de la oración?
LA ORACIÓN: Una vocación para los que le aman y quieren servir al Señor, y no servirse de Él para si mismos.
1.- QUE DIOS TRANSFORME NUESTRA VIDA.
¿Cómo es posible que digamos ser discípulos de Jesús después de varios años, y sigamos siendo iracundos, impacientes, violentos, celosos, envidiosos, egoístas, solo pensemos en nosotros, en nuestros interese codiciosos, avaros, mentirosos, desleales?
¿Cómo es posible que sigamos atados a vicios, groserías, necedades y falta de dominio propio?
¿Cómo es posible que sigamos viviendo en fornicación, adulterio, impurezas sexuales, y lascivias? Si somos una nueva creación en Cristo y tenemos una nueva simiente, la simiente de Dios.
Necesitamos la intervención de Dios en nuestras vidas, la obra del Espíritu Santo, y necesitamos hacer de ello el VERDADERO PROPÓSITO DE NUESTRA ORACIÓN:"Pedid y se os dará, golpead y se os abrirá, buscad y hallaréis"
Debemos ORAR que Dios restaure su voluntad en nuestras vidas, que Él restaure la imagen de su Hijo en nosotros.
Si amamos a Jesús, Él hará que todas las cosas que nos sucedan sean orientadas a este bien, a fin de que su PROPÓSITO ETERNO se cumpla en nuestras vidas, que seamos transformados a la imagen del Hijo de Dios.
"Y si nosotros siendo malos, sabemos dar buenas dádivas a nuestros hijos, ¿Cuánto más nuestro Padre Celestial, nos dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan" ¿Lo estamos pidiendo?
¿Estamos ofreciendo nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es nuestro culto racional, para ser transformados conforme a la imagen del Hijo de Dios?
Es santificar su nombre en nuestras vidas.
¿Qué reflejan nuestras oraciones, o que concentran nuestras reuniones de oración?
2.- QUE SEA HECHA SU VOLUNTAD EN ESTA TIERRA, COMO EN EL CIELO.
¿Qué expectativas tenemos para esta tierra? ¿Cuál son nuestros anhelos, para nuestras familias y naciones?
Jesús les dijo a sus discípulos, ustedes están en el mundo pero no pertenecen a este mundo, ustedes pertenecen ahora al reino de mi Padre, y a mi Padre, le ha placido darles el reino.
Ya no deben conformarse a este mundo, sino deben ser transformado por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprueben cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Las personas oran lo que desean que ocurra.
"No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre"
"No mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven, porque las cosas que se ven son temporales, pero las cosas que no se ven son eternas"
Las personas oran y desean lo que aman.
Un discípulo de Cristo ama a Dios y desea su voluntad sobre esta tierra, como es hecha en el cielo, como consecuencia debe orar por ello, porque desea el cielo sobre esta tierra para su vida, familia y sociedad.
¿Cuál sería el fruto de nuestras oraciones?
Un testimonio glorioso de los hijos de Dios plantados en el mundo.
Dios no solo supliría nuestros pan, sino que tendríamos abundancia de pan, para suplir la necesidad de aquellos que a una hora inoportuna buscaran nuestra ayuda.
Que aunque el pan es primeramente para los hijos, alcanzaría para liberar, salvar y bendecir, a aquellos que como la mujer Sirofenicia en su angustia, procuraran salvación.
EL VERDADERO PROPÓSITO DE LA ORACIÓN
miércoles, 18 de julio de 2018
viernes, 13 de julio de 2018
TE LLEVARÉ AL DESIERTO
TE LLEVARÉ AL DESIERTO "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila
"Por eso voy a seducirla;
la llevaré al desierto
y hablaré a su corazón"
Oseas 2:14
Para los hombres el desierto es sinónimo de soledad, sed, hambre, y muerte. No es un lugar agradable para vivir, es un lugar inhóspito, la falta de agua lo hace duro y difícil para subsistir.
Cuando hablamos de "desiertos de la vida" nos referimos a esos momentos duros, dolorosos, donde experimentamos el abandono, la soledad; son momentos difíciles de cruzar y de poder sobrevivir.
Es como nos sentimos frente una dolorosa y prolongada enfermedad, frente a un accidente, un divorcio, un conflicto familiar, un engaño, una traición, una pérdida de un ser amado, una quiebra económica, o cuando experimentamos el abuso o la humillación.
Experimentamos la impotencia, el dolor, el desamparo, el abandono, la incomprensión, la falta de una ayuda oportuna; y como consecuencia nos cuestionamos muchas cosas y procesos de la vida:
¿Habrá valido la pena todo lo vivido y por lo cuál nos hemos desgastado?
¿Habrá valido la pena todos nuestros esfuerzos, negaciones y desvelos?
¿Habré creído en vano, y la fe es solo una filosofía sin vida como todas las demás?
¿Dónde está Dios en medio de nuestros desiertos?
Es en medio de "Los desiertos de la vida" donde empezamos a reflexionar, a meditar, a pensar como nunca antes lo habíamos hecho en la vida.
Es en medio de "Los desiertos de la vida" donde empezamos a pesar nuestras decisiones y convicciones, y a considerar sinceramente nuestras prioridades.
Es después de un divorcio, cuando valorizamos nuestra familia, esposa(o) e hijos.
Es después de una dura enfermedad, cuando apreciamos verdaderamente la salud y la vida, como un regalo de Dios.
Es en una cárcel, donde valorizamos nuestra libertad, y el respeto a los demás.
Es después de una guerra, cuando los pueblos valorizan el respeto y amor entre las personas, la solidaridad y generosidad.
Es en el desierto, donde le damos valor a las cosas verdaderamente necesarias en la vida.
Lamentablemente para muchos, muchas de estas consideraciones, llegan demasiado tarde.
Si es en un desierto el lugar donde te encuentras, estas palabras fueron escritas para ti.
¿Qué hacer en medio de un desierto de la vida?
¡Esto que hemos estado haciendo, es lo que debemos hacer!
Debemos pensar, meditar y reflexionar acerca de la vida y de nuestro caminar.
Debemos revisar nuestras convicciones y valores, si verdaderamente son fundamentales para la vida.
Debemos reflexionar acerca de nuestras decisiones y prioridades,... no quejarnos ni amargarnos, así solo nos deprimiremos.
Es en medio de nuestra oscuridad, donde debemos buscar la luz que ilumine nuestra confusión, y nos ayude a enmendar nuestro corazón.
Es en medio de un desierto, donde descubrirás que Dios está en ese lugar, no para condenarnos, sino para seducirnos con su amor y hablar a nuestro corazón.
Es en ese lugar que parecía de muerte, donde hallarás la vida.
Es en ese lugar donde aprenderás a oír su voz, es allí dónde descubrirás que Él es tu buen pastor y que nada te faltará.
Es allí donde conocerás aquel que dijo:
"Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida"
Es allí donde dejamos de ser "un cabrito(a) rebelde", indomable, para transformarnos en una oveja dócil, sumisa, que ha aprendido a escuchar la voz de su Pastor.
Es allí donde descubriremos a Dios al igual que el pueblo hebreo, que fue rescatado de la esclavitud de Egipto y conducido al desierto, para seducirlos, para hablarles a su corazón, y revelarles sus leyes y formarlos como su pueblo especial sobre la tierra.
Es allí donde descubriremos, que es la forma como Dios trabaja con el hombre, para restaurar en él su gloria y conducirlo al cumplimiento de su Propósito eterno.
Es allí donde aprenderemos amarle, porque es allí donde entenderemos que Dios es nuestro Señor, y no nuestro servidor.
Así como fue necesario, que Dios condujera a Abraham hacia el desierto, a Jacob, a Moisés, o a David; así también lo será para ti y para mi.
Dios conoce nuestro corazón, y sabe que somos rebeldes en nuestra naturaleza y duros de cerviz, pero su amor no se agota, y prometió darnos un espíritu nuevo y un corazón nuevo, que le amará y le servirá.
Por eso Dios nos declara:
"Voy a seducirte;
Te llevaré al desierto,
y hablaré a tu corazón"
Amigo(a) y hermano(a):
No endurezcamos nuestro corazón;
No resistamos su seducción.
Porque solo Él podrá hacernos florecer en el desierto, y alegrar nuestro corazón.
¡Fortalecerá nuestras manos cansadas, y afirmará nuestras rodillas endebles!
"Porque Él mismo vendrá y nos salvará"
Por Guillermo Ávila
"Por eso voy a seducirla;
la llevaré al desierto
y hablaré a su corazón"
Oseas 2:14
Para los hombres el desierto es sinónimo de soledad, sed, hambre, y muerte. No es un lugar agradable para vivir, es un lugar inhóspito, la falta de agua lo hace duro y difícil para subsistir.
Cuando hablamos de "desiertos de la vida" nos referimos a esos momentos duros, dolorosos, donde experimentamos el abandono, la soledad; son momentos difíciles de cruzar y de poder sobrevivir.
Es como nos sentimos frente una dolorosa y prolongada enfermedad, frente a un accidente, un divorcio, un conflicto familiar, un engaño, una traición, una pérdida de un ser amado, una quiebra económica, o cuando experimentamos el abuso o la humillación.
Experimentamos la impotencia, el dolor, el desamparo, el abandono, la incomprensión, la falta de una ayuda oportuna; y como consecuencia nos cuestionamos muchas cosas y procesos de la vida:
¿Habrá valido la pena todo lo vivido y por lo cuál nos hemos desgastado?
¿Habrá valido la pena todos nuestros esfuerzos, negaciones y desvelos?
¿Habré creído en vano, y la fe es solo una filosofía sin vida como todas las demás?
¿Dónde está Dios en medio de nuestros desiertos?
Es en medio de "Los desiertos de la vida" donde empezamos a reflexionar, a meditar, a pensar como nunca antes lo habíamos hecho en la vida.
Es en medio de "Los desiertos de la vida" donde empezamos a pesar nuestras decisiones y convicciones, y a considerar sinceramente nuestras prioridades.
Es después de un divorcio, cuando valorizamos nuestra familia, esposa(o) e hijos.
Es después de una dura enfermedad, cuando apreciamos verdaderamente la salud y la vida, como un regalo de Dios.
Es en una cárcel, donde valorizamos nuestra libertad, y el respeto a los demás.
Es después de una guerra, cuando los pueblos valorizan el respeto y amor entre las personas, la solidaridad y generosidad.
Es en el desierto, donde le damos valor a las cosas verdaderamente necesarias en la vida.
Lamentablemente para muchos, muchas de estas consideraciones, llegan demasiado tarde.
Si es en un desierto el lugar donde te encuentras, estas palabras fueron escritas para ti.
¿Qué hacer en medio de un desierto de la vida?
¡Esto que hemos estado haciendo, es lo que debemos hacer!
Debemos pensar, meditar y reflexionar acerca de la vida y de nuestro caminar.
Debemos revisar nuestras convicciones y valores, si verdaderamente son fundamentales para la vida.
Debemos reflexionar acerca de nuestras decisiones y prioridades,... no quejarnos ni amargarnos, así solo nos deprimiremos.
Es en medio de nuestra oscuridad, donde debemos buscar la luz que ilumine nuestra confusión, y nos ayude a enmendar nuestro corazón.
Es en medio de un desierto, donde descubrirás que Dios está en ese lugar, no para condenarnos, sino para seducirnos con su amor y hablar a nuestro corazón.
Es en ese lugar que parecía de muerte, donde hallarás la vida.
Es en ese lugar donde aprenderás a oír su voz, es allí dónde descubrirás que Él es tu buen pastor y que nada te faltará.
Es allí donde conocerás aquel que dijo:
"Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida"
Es allí donde dejamos de ser "un cabrito(a) rebelde", indomable, para transformarnos en una oveja dócil, sumisa, que ha aprendido a escuchar la voz de su Pastor.
Es allí donde descubriremos a Dios al igual que el pueblo hebreo, que fue rescatado de la esclavitud de Egipto y conducido al desierto, para seducirlos, para hablarles a su corazón, y revelarles sus leyes y formarlos como su pueblo especial sobre la tierra.
Es allí donde descubriremos, que es la forma como Dios trabaja con el hombre, para restaurar en él su gloria y conducirlo al cumplimiento de su Propósito eterno.
Es allí donde aprenderemos amarle, porque es allí donde entenderemos que Dios es nuestro Señor, y no nuestro servidor.
Así como fue necesario, que Dios condujera a Abraham hacia el desierto, a Jacob, a Moisés, o a David; así también lo será para ti y para mi.
Dios conoce nuestro corazón, y sabe que somos rebeldes en nuestra naturaleza y duros de cerviz, pero su amor no se agota, y prometió darnos un espíritu nuevo y un corazón nuevo, que le amará y le servirá.
Por eso Dios nos declara:
"Voy a seducirte;
Te llevaré al desierto,
y hablaré a tu corazón"
Amigo(a) y hermano(a):
No endurezcamos nuestro corazón;
No resistamos su seducción.
Porque solo Él podrá hacernos florecer en el desierto, y alegrar nuestro corazón.
¡Fortalecerá nuestras manos cansadas, y afirmará nuestras rodillas endebles!
"Porque Él mismo vendrá y nos salvará"
viernes, 6 de julio de 2018
UN TESORO EN VASOS DE BARRO
UN TESORO EN VASOS DE BARRO "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila
"Tenemos este tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros" 2 Cor. 4:7
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, Cristo vive en mí" Gálatas 2:20
¿Que es el hombre para que Dios tenga de él memoria, y que es el hijo del Hombre para que lo visite? Salmo 8:4
No es fácil en la vida llegar a esta conclusión, nuestro ego, nuestro orgullo y amor por nosotros mismos es tan grande, que nos sentimos con derechos para exigir reconocimiento y valorización en lo que somos y hacemos, pero ¿derechos de qué?
Si nada es nuestro, si solo somos pasajeros en esta vida, ni siquiera decidimos nacer, y que todos nuestros sueños y anhelos, por muy valiosos que sean ante nuestros ojos, en un abrir y cerrar de ojos dejaremos de existir; nos desvaneceremos como una nube, y no habrá más.
Nada por lo cual luchamos y nos desvelamos nos podremos llevar, aunque tengamos las facturas y los títulos que lo acrediten, desnudos nacimos y desnudos moriremos.
Nada lo podrá impedir, porque "Está decretado por el creador que los hombres mueran una sola vez y después de esto, el juicio" Hebreos 9:27
Se nos olvida que fuimos hechos del polvo, el material más común y de menor valor sobre esta tierra. ¿Cuánto cuesta un kilo de tierra, u ochenta kilos de tierra?
Eso somos, y si no fuera por el soplo de Dios, ninguno de nosotros podríamos disfrutar de este maravilloso privilegio de contemplar la creación, y de gustar de los frutos de la tierra.
La vida es un hermoso regalo de Dios, como la salud, la familia, el trabajo, que debiéramos apreciar y agradecer cada día, sin importar el lugar y tiempo, en que Dios haya decidido que vivamos.
Mientras tengamos un concepto mayor que este, no podremos concluir como el salmista: ¿Qué es el hombre para que Dios tenga memoria?
Como consecuencia de nuestra soberbia, existirán siempre las guerras, los conflictos, las envidias, la avaricia y tantos otros males que afectan nuestro diario vivir.
¿Qué es el hombre para que Dios tenga memoria, y que es el hijo del Hombre para que lo visite?
Fue la reflexión de un hombre escogido para ser rey sobre Israel, a la edad de 17 años, y que sólo vería cumplido ese llamado cerca de los cuarenta, después de un largo proceso formativo de más de 23 años.
Un proceso duro, con injusticias, de muchos quebrantos, donde sufriría de persecución, humillación, y tendría que aprender a esperar, hasta el tiempo establecido por Dios.
En este proceso aprendería a conocer a Dios, como su pastor, su refugio, su castillo fuerte, su escondedero en el día de la angustia.
Experimentó el desprecio desde su niñez en su propia casa, y había hecho de Dios el valor sublime de su vida.
Fue a través de ese proceso, que aprendió a conocerlo y amarlo, hacerlo el todo de su vida, tesoro que no cambiaría por nada.
Había hecho de Dios la razón de su vida.
¿Qué méritos había tenido para ser escogido por Dios, gustar de su comunión, y para ser rey sobre su pueblo?
Él sabía que era un privilegio inmerecido, y a su vez una gran responsabilidad, razón por la cual buscaría agradarlo, y vivir en su temor toda la vida.
Que importante es ser un vaso adecuado, para ejercer un servicio adecuado, ser un vaso de honra que honre su contenido.
El tesoro que Dios deposita en la vida de los hombres, y sin que los hombres permitan el proceso necesario de formación, puede transformarse en ellos, en una maldición, como ocurrió con su antecesor el rey Saúl, a quién Dios desecharía en su servicio como rey de Israel; aunque siguió gobernando por 40 años, porque no tuvo la humildad para renunciar y entregar su cargo a quién le había constituido, Dios ya no estaba con él.
Saúl no permitió el proceso de Dios en su vida, y rechazar su proceso era rechazarlo a Él; como ocurrió también con ese pueblo rescatado de la esclavitud de Egipto, y llevado por Dios al desierto, con el propósito que lo conociera y aprendiera amarlo, valorizarlo como su tesoro, y su recompensa sería la Tierra prometida en permanente comunión con Él.
Dios ha dado dones a los hombres, porque toda buena dádiva y todo don perfecto provienen de Él, sea intelectual, de administración para presidir y servir a los demás, en el hacer o enseñar a los demás, habilidades físicas, artísticas, musicales, etc. Dios las otorga a los hombres, para que en ella encuentren su vocación, su servicio a Dios y a los demás, pero su administración es y será de responsabilidad humana.
Los procesos de la vida que Dios permite en cada uno, son para que aprendemos a conocerlo y amarlo, para dar el fruto que Él espera de nuestro servicio.
Dios respetará lo que Él estableció como diseño en el hombre, su libertad para tomar decisiones. Él no nos creó auto programados como el reino animal, nos creó con la libertad de decidir, pero con la responsabilidad de asumir las consecuencias de nuestras decisiones, porque nos creó con la capacidad de conocer lo que es justo y recto en la vida, de tal manera que todos, sin excepción daremos cuenta de nuestros actos, y compadeceremos ante el tribunal de Cristo, el Juez y Rey justo sobre toda su creación.
Sólo quién así lo entienda, apreciará con responsabilidad el tesoro depositado en su vida, y permitirá ser moldeado como vaso, para honrar su apreciado contenido.
"Tenemos este tesoro en vasos de barro"
Son las palabras del apóstol Pablo, al reconocer el valor de la revelación de Cristo, y el llamado a su servicio.
El entendía que no cualquier vaso podía honrar al Señor, que era necesario que cada vaso fuese trabajado y moldeado a la imagen del Hijo, para resaltar así su contenido, y no sea honrado el vaso más que el tesoro que contiene.
Dios quebrantará cada vaso, una y otra vez con amor, según sea necesario hasta que pierda en si mismo su valor y resalte en el su contenido, hasta que pueda declarar como Pablo: "Ya no vivo yo, Cristo vive en mí"
Pablo reconocía este trabajo del Señor en su vida, era un vaso atribulado pero no angustiado, en apuros pero no desamparado, derribado pero no destruido; porque sabía que si el vaso era sometido a muerte, el tesoro resaltaría en él para preservación de vida en los demás, y para gloria de Dios.
"Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida"
Es la forma establecida por Dios, para que su TESORO depositado en nosotros, pueda ser apreciado y servido a los demás.
Así fue claramente visualizado en la vida de Jesús de Nazaret, los hombres podían apreciar y contemplar la gloria del tesoro de Dios en su vida, y eran atraídos por el tesoro.
Si no permitimos ese proceso, seremos un obstáculo y tropiezo para los demás, y no facilitaremos el desarrollo de su Propósito en nuestras vidas, así lo advirtió el apóstol Pablo:
"Habrán hombres amadores de si mismos, avaros, vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin templanza, crueles, enemigos de lo bueno, traidores, impetuosos, engreídos, amadores de los deleites más que de Dios, que TENDRÁN APARIENCIA DE PIEDAD, PERO NEGARÁN LA EFICACIA DE ELLA. A esos evita"
Ellos no lo conocen, ni conocen su amor, ellos se hacen así mismos sus propios tesoros.
Son engañadores elocuentes y manipuladores de los demás, no muestran el FRUTO DE CRISTO que es el tesoro de Dios en nosotros, su mensaje es resaltar el vaso más que su contenido, su mensaje es resaltar las virtudes del vaso, como hacerlo más saludable, exitoso y poderoso, es un mensaje humanista, que niega la cruz y la muerte al yo, olvidando que es Cristo en nosotros la esperanza de gloria.
¿Qué es de mayor valor, el tesoro o el vaso?
Jesús de Nazaret exaltó la Vida de Dios en Él, y no así mismo, crucificando por amor el vaso que lo contenía, para que esa Vida Divina y su Espíritu hoy more en nosotros. El buscaba la gloria y servicio a su Padre.
Fue también el testimonio de sus discípulos, todos pusieron sus vasos en sacrificio vivo, por amor a quién les había amado hasta la muerte, y casi todos ellos fueron martirizados por amor a Jesús, su tesoro apreciado.
Donde esté tu tesoro allí estará tu corazón; o en el vaso o en su contenido, y buscarás a quién lo alague.
El que ama el vaso lo perderá, más el que lo pierde por causa del TESORO, lo preservará para Vida eterna.
Por sus frutos los conocerás.
Tesoro en vasos de barro.
Por Guillermo Ávila
"Tenemos este tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros" 2 Cor. 4:7
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, Cristo vive en mí" Gálatas 2:20
¿Que es el hombre para que Dios tenga de él memoria, y que es el hijo del Hombre para que lo visite? Salmo 8:4
No es fácil en la vida llegar a esta conclusión, nuestro ego, nuestro orgullo y amor por nosotros mismos es tan grande, que nos sentimos con derechos para exigir reconocimiento y valorización en lo que somos y hacemos, pero ¿derechos de qué?
Si nada es nuestro, si solo somos pasajeros en esta vida, ni siquiera decidimos nacer, y que todos nuestros sueños y anhelos, por muy valiosos que sean ante nuestros ojos, en un abrir y cerrar de ojos dejaremos de existir; nos desvaneceremos como una nube, y no habrá más.
Nada por lo cual luchamos y nos desvelamos nos podremos llevar, aunque tengamos las facturas y los títulos que lo acrediten, desnudos nacimos y desnudos moriremos.
Nada lo podrá impedir, porque "Está decretado por el creador que los hombres mueran una sola vez y después de esto, el juicio" Hebreos 9:27
Se nos olvida que fuimos hechos del polvo, el material más común y de menor valor sobre esta tierra. ¿Cuánto cuesta un kilo de tierra, u ochenta kilos de tierra?
Eso somos, y si no fuera por el soplo de Dios, ninguno de nosotros podríamos disfrutar de este maravilloso privilegio de contemplar la creación, y de gustar de los frutos de la tierra.
La vida es un hermoso regalo de Dios, como la salud, la familia, el trabajo, que debiéramos apreciar y agradecer cada día, sin importar el lugar y tiempo, en que Dios haya decidido que vivamos.
Mientras tengamos un concepto mayor que este, no podremos concluir como el salmista: ¿Qué es el hombre para que Dios tenga memoria?
Como consecuencia de nuestra soberbia, existirán siempre las guerras, los conflictos, las envidias, la avaricia y tantos otros males que afectan nuestro diario vivir.
¿Qué es el hombre para que Dios tenga memoria, y que es el hijo del Hombre para que lo visite?
Fue la reflexión de un hombre escogido para ser rey sobre Israel, a la edad de 17 años, y que sólo vería cumplido ese llamado cerca de los cuarenta, después de un largo proceso formativo de más de 23 años.
Un proceso duro, con injusticias, de muchos quebrantos, donde sufriría de persecución, humillación, y tendría que aprender a esperar, hasta el tiempo establecido por Dios.
En este proceso aprendería a conocer a Dios, como su pastor, su refugio, su castillo fuerte, su escondedero en el día de la angustia.
Experimentó el desprecio desde su niñez en su propia casa, y había hecho de Dios el valor sublime de su vida.
Fue a través de ese proceso, que aprendió a conocerlo y amarlo, hacerlo el todo de su vida, tesoro que no cambiaría por nada.
Había hecho de Dios la razón de su vida.
¿Qué méritos había tenido para ser escogido por Dios, gustar de su comunión, y para ser rey sobre su pueblo?
Él sabía que era un privilegio inmerecido, y a su vez una gran responsabilidad, razón por la cual buscaría agradarlo, y vivir en su temor toda la vida.
Que importante es ser un vaso adecuado, para ejercer un servicio adecuado, ser un vaso de honra que honre su contenido.
El tesoro que Dios deposita en la vida de los hombres, y sin que los hombres permitan el proceso necesario de formación, puede transformarse en ellos, en una maldición, como ocurrió con su antecesor el rey Saúl, a quién Dios desecharía en su servicio como rey de Israel; aunque siguió gobernando por 40 años, porque no tuvo la humildad para renunciar y entregar su cargo a quién le había constituido, Dios ya no estaba con él.
Saúl no permitió el proceso de Dios en su vida, y rechazar su proceso era rechazarlo a Él; como ocurrió también con ese pueblo rescatado de la esclavitud de Egipto, y llevado por Dios al desierto, con el propósito que lo conociera y aprendiera amarlo, valorizarlo como su tesoro, y su recompensa sería la Tierra prometida en permanente comunión con Él.
Dios ha dado dones a los hombres, porque toda buena dádiva y todo don perfecto provienen de Él, sea intelectual, de administración para presidir y servir a los demás, en el hacer o enseñar a los demás, habilidades físicas, artísticas, musicales, etc. Dios las otorga a los hombres, para que en ella encuentren su vocación, su servicio a Dios y a los demás, pero su administración es y será de responsabilidad humana.
Los procesos de la vida que Dios permite en cada uno, son para que aprendemos a conocerlo y amarlo, para dar el fruto que Él espera de nuestro servicio.
Dios respetará lo que Él estableció como diseño en el hombre, su libertad para tomar decisiones. Él no nos creó auto programados como el reino animal, nos creó con la libertad de decidir, pero con la responsabilidad de asumir las consecuencias de nuestras decisiones, porque nos creó con la capacidad de conocer lo que es justo y recto en la vida, de tal manera que todos, sin excepción daremos cuenta de nuestros actos, y compadeceremos ante el tribunal de Cristo, el Juez y Rey justo sobre toda su creación.
Sólo quién así lo entienda, apreciará con responsabilidad el tesoro depositado en su vida, y permitirá ser moldeado como vaso, para honrar su apreciado contenido.
"Tenemos este tesoro en vasos de barro"
Son las palabras del apóstol Pablo, al reconocer el valor de la revelación de Cristo, y el llamado a su servicio.
El entendía que no cualquier vaso podía honrar al Señor, que era necesario que cada vaso fuese trabajado y moldeado a la imagen del Hijo, para resaltar así su contenido, y no sea honrado el vaso más que el tesoro que contiene.
Dios quebrantará cada vaso, una y otra vez con amor, según sea necesario hasta que pierda en si mismo su valor y resalte en el su contenido, hasta que pueda declarar como Pablo: "Ya no vivo yo, Cristo vive en mí"
Pablo reconocía este trabajo del Señor en su vida, era un vaso atribulado pero no angustiado, en apuros pero no desamparado, derribado pero no destruido; porque sabía que si el vaso era sometido a muerte, el tesoro resaltaría en él para preservación de vida en los demás, y para gloria de Dios.
"Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida"
Es la forma establecida por Dios, para que su TESORO depositado en nosotros, pueda ser apreciado y servido a los demás.
Así fue claramente visualizado en la vida de Jesús de Nazaret, los hombres podían apreciar y contemplar la gloria del tesoro de Dios en su vida, y eran atraídos por el tesoro.
Si no permitimos ese proceso, seremos un obstáculo y tropiezo para los demás, y no facilitaremos el desarrollo de su Propósito en nuestras vidas, así lo advirtió el apóstol Pablo:
"Habrán hombres amadores de si mismos, avaros, vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin templanza, crueles, enemigos de lo bueno, traidores, impetuosos, engreídos, amadores de los deleites más que de Dios, que TENDRÁN APARIENCIA DE PIEDAD, PERO NEGARÁN LA EFICACIA DE ELLA. A esos evita"
Ellos no lo conocen, ni conocen su amor, ellos se hacen así mismos sus propios tesoros.
Son engañadores elocuentes y manipuladores de los demás, no muestran el FRUTO DE CRISTO que es el tesoro de Dios en nosotros, su mensaje es resaltar el vaso más que su contenido, su mensaje es resaltar las virtudes del vaso, como hacerlo más saludable, exitoso y poderoso, es un mensaje humanista, que niega la cruz y la muerte al yo, olvidando que es Cristo en nosotros la esperanza de gloria.
¿Qué es de mayor valor, el tesoro o el vaso?
Jesús de Nazaret exaltó la Vida de Dios en Él, y no así mismo, crucificando por amor el vaso que lo contenía, para que esa Vida Divina y su Espíritu hoy more en nosotros. El buscaba la gloria y servicio a su Padre.
Fue también el testimonio de sus discípulos, todos pusieron sus vasos en sacrificio vivo, por amor a quién les había amado hasta la muerte, y casi todos ellos fueron martirizados por amor a Jesús, su tesoro apreciado.
Donde esté tu tesoro allí estará tu corazón; o en el vaso o en su contenido, y buscarás a quién lo alague.
El que ama el vaso lo perderá, más el que lo pierde por causa del TESORO, lo preservará para Vida eterna.
Por sus frutos los conocerás.
Tesoro en vasos de barro.
martes, 3 de julio de 2018
UNA MIRADA DISTINTA, UNA MIRADA DIVINA
UNA MIRADA DISTINTA, UNA MIRADA DIVINA "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Avila
Lo normal en el razonamiento humano, es considerar que aquellas cosas negativas que nos golpean en la vida, nuestras circunstancias, como un obstáculo para el desarrollo de nuestra fe y realización como personas.
Una justificación para muchos de nuestros males, razones válidas para deprimirnos, quejarnos y amargarnos en nuestro diario vivir.
No es fácil sobrevivir frente tan dolorosas tribulaciones, como la pérdida de un ser querido, una enfermedades, un accidente, una crisis económicas, una separación, el envejecimiento inevitable, y tantas otras circunstancias que nos confronta la vida.
No podemos negar que todas estas cosas nos afectan, y no es fácil aceptarlas como algo positivo y ventajoso en el desarrollo de nuestras vidas.
Hay personas que se rinden frente a ellas y caen en estados depresivos crónicos, o se esclavizan a vicios degradantes, como una forma de evadir su dura y cruda realidad.
Son las consecuencias de heredar un mundo caído del orden de Dios, donde sufrimos en lo individual, familiar y social, las consecuencias del quebrantamiento de las leyes establecidas divinamente para la vida; tanto en el plano espiritual, emocional, como físico. No podemos evitarlo, y es la forma en que Satanás el diablo nos somete, para destruirnos e impedir el maravilloso Propósito de Dios en nuestras vidas.
Pareciéramos condenados a esta dura realidad, pero en esperanza está escrito: "Así pues, ahora ninguna condenación hay para los que están unidos a Cristo Jesús"
Nacimos bajo condenación, y es duro aceptarlo, pero Dios nuestro Padre no nos ha abandonado, Él envió a su Hijo, para rectificar su diseño en los hombres y en su creación. Jesús vino a salvar lo que estaba perdido.
Jesús declaró: "El orden de Dios se ha acercado a vosotros, crean a esta Buena Noticia"
La venida de Jesús es la venida del reino de Dios, a fin de restaurar su bendición sobre los hombres, permitiéndonos disfrutar de su amor como hijos de Dios, y permitiéndonos ver como todas las circunstancias que nos toque vivir, en y a través de ellas, nos ayudan al cumplimiento de su Propósito, y nos permite ver la vida desde SU MIRADA.
UNA MIRADA DISTINTA, UNA MIRADA DIVINA
"Por tanto no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas"
Así podemos entender que todas las circunstancias que nos suceden, por más duras que estas sean, son temporales, son pasajeras, por tanto pasarán, y no debemos desmayar frente a ellas.
Todas las cosas externas que nos suceden y golpean nuestra vida, procurarán desgastar nuestra realidad interior, más en Cristo y por la fe, ese hombre interior se renovará día a día, porque esa Vida procede de Dios, la cual es eterna e indestructible.
Esa Vida en Jesús soportó toda presión externa, toda injusticia, toda humillación y crucifixión, no pudieron destruirla, la muerte no la pudo retener. Jesús venció todas sus circunstancias, resucitó y nos ha dado su Vida, para que tú y yo podamos ser vencedores frente a nuestras circunstancias.
Son el medio que la vida nos ofrece para el desarrollo y crecimiento de nuestra fe, son el medio para producir en nosotros, un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, porque aprendemos a caminar sobre esta tierra no mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven, porque las cosas que se ven son temporales, y las cosas que no se ven son eternas.
Vivamos por las cosas que no se ven, vivamos por su Vida, ella no sufre desgaste, no se marchita, ni pueden ser destruida. Su Vida es eterna, y nunca nos defraudará.
"El cielo y la tierra pasarán, pero su Palabra no pasará" "Pon tus ojos en Jesús y sus promesas, es el autor y consumador de nuestra fe" "El justo por su fe vivirá"
"Jesús nos hizo renacer para una esperanza viva, por su resurrección, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible reservada en los cielos para nosotros, que somos guardados por su poder mediante la fe"
Satanás el diablo tratará a través de tus circunstancias, manejar y someter tu vida, sometidos a Él podremos pararnos firmes y resistirle, permitamos que Jesús nos gobierne, Él nos liberó del engaño del maligno y quitó toda maldición.
Jesús no permitirá que seas probado con una carga mayor de la que puedes llevar, Él te dará la salida, y obtendrás un mayor peso de su gloria, si confías en Él como Job, te levantará del polvo y recompensará tu paciencia.
"Porque es necesaria la paciencia; para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa, porque aun un poco, y el que ha de venir vendrá, y no tardará"
Recuerda, ninguna circunstancia es eterna, todas son temporales y momentáneas, y son un medio para tu crecimiento y madures.
No desmayes, no tengas temor, es solo un poco, renueva tu hombre interior por su Espíritu, porque Dios cumplirá su Propósito en ti.
Por Guillermo Avila
Lo normal en el razonamiento humano, es considerar que aquellas cosas negativas que nos golpean en la vida, nuestras circunstancias, como un obstáculo para el desarrollo de nuestra fe y realización como personas.
Una justificación para muchos de nuestros males, razones válidas para deprimirnos, quejarnos y amargarnos en nuestro diario vivir.
No es fácil sobrevivir frente tan dolorosas tribulaciones, como la pérdida de un ser querido, una enfermedades, un accidente, una crisis económicas, una separación, el envejecimiento inevitable, y tantas otras circunstancias que nos confronta la vida.
No podemos negar que todas estas cosas nos afectan, y no es fácil aceptarlas como algo positivo y ventajoso en el desarrollo de nuestras vidas.
Hay personas que se rinden frente a ellas y caen en estados depresivos crónicos, o se esclavizan a vicios degradantes, como una forma de evadir su dura y cruda realidad.
Son las consecuencias de heredar un mundo caído del orden de Dios, donde sufrimos en lo individual, familiar y social, las consecuencias del quebrantamiento de las leyes establecidas divinamente para la vida; tanto en el plano espiritual, emocional, como físico. No podemos evitarlo, y es la forma en que Satanás el diablo nos somete, para destruirnos e impedir el maravilloso Propósito de Dios en nuestras vidas.
Pareciéramos condenados a esta dura realidad, pero en esperanza está escrito: "Así pues, ahora ninguna condenación hay para los que están unidos a Cristo Jesús"
Nacimos bajo condenación, y es duro aceptarlo, pero Dios nuestro Padre no nos ha abandonado, Él envió a su Hijo, para rectificar su diseño en los hombres y en su creación. Jesús vino a salvar lo que estaba perdido.
Jesús declaró: "El orden de Dios se ha acercado a vosotros, crean a esta Buena Noticia"
La venida de Jesús es la venida del reino de Dios, a fin de restaurar su bendición sobre los hombres, permitiéndonos disfrutar de su amor como hijos de Dios, y permitiéndonos ver como todas las circunstancias que nos toque vivir, en y a través de ellas, nos ayudan al cumplimiento de su Propósito, y nos permite ver la vida desde SU MIRADA.
UNA MIRADA DISTINTA, UNA MIRADA DIVINA
"Por tanto no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas"
Así podemos entender que todas las circunstancias que nos suceden, por más duras que estas sean, son temporales, son pasajeras, por tanto pasarán, y no debemos desmayar frente a ellas.
Todas las cosas externas que nos suceden y golpean nuestra vida, procurarán desgastar nuestra realidad interior, más en Cristo y por la fe, ese hombre interior se renovará día a día, porque esa Vida procede de Dios, la cual es eterna e indestructible.
Esa Vida en Jesús soportó toda presión externa, toda injusticia, toda humillación y crucifixión, no pudieron destruirla, la muerte no la pudo retener. Jesús venció todas sus circunstancias, resucitó y nos ha dado su Vida, para que tú y yo podamos ser vencedores frente a nuestras circunstancias.
Son el medio que la vida nos ofrece para el desarrollo y crecimiento de nuestra fe, son el medio para producir en nosotros, un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, porque aprendemos a caminar sobre esta tierra no mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven, porque las cosas que se ven son temporales, y las cosas que no se ven son eternas.
Vivamos por las cosas que no se ven, vivamos por su Vida, ella no sufre desgaste, no se marchita, ni pueden ser destruida. Su Vida es eterna, y nunca nos defraudará.
"El cielo y la tierra pasarán, pero su Palabra no pasará" "Pon tus ojos en Jesús y sus promesas, es el autor y consumador de nuestra fe" "El justo por su fe vivirá"
"Jesús nos hizo renacer para una esperanza viva, por su resurrección, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible reservada en los cielos para nosotros, que somos guardados por su poder mediante la fe"
Satanás el diablo tratará a través de tus circunstancias, manejar y someter tu vida, sometidos a Él podremos pararnos firmes y resistirle, permitamos que Jesús nos gobierne, Él nos liberó del engaño del maligno y quitó toda maldición.
Jesús no permitirá que seas probado con una carga mayor de la que puedes llevar, Él te dará la salida, y obtendrás un mayor peso de su gloria, si confías en Él como Job, te levantará del polvo y recompensará tu paciencia.
"Porque es necesaria la paciencia; para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa, porque aun un poco, y el que ha de venir vendrá, y no tardará"
Recuerda, ninguna circunstancia es eterna, todas son temporales y momentáneas, y son un medio para tu crecimiento y madures.
No desmayes, no tengas temor, es solo un poco, renueva tu hombre interior por su Espíritu, porque Dios cumplirá su Propósito en ti.
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