TE LLEVARÉ AL DESIERTO "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila
"Por eso voy a seducirla;
la llevaré al desierto
y hablaré a su corazón"
Oseas 2:14
Para los hombres el desierto es sinónimo de soledad, sed, hambre, y muerte. No es un lugar agradable para vivir, es un lugar inhóspito, la falta de agua lo hace duro y difícil para subsistir.
Cuando hablamos de "desiertos de la vida" nos referimos a esos momentos duros, dolorosos, donde experimentamos el abandono, la soledad; son momentos difíciles de cruzar y de poder sobrevivir.
Es como nos sentimos frente una dolorosa y prolongada enfermedad, frente a un accidente, un divorcio, un conflicto familiar, un engaño, una traición, una pérdida de un ser amado, una quiebra económica, o cuando experimentamos el abuso o la humillación.
Experimentamos la impotencia, el dolor, el desamparo, el abandono, la incomprensión, la falta de una ayuda oportuna; y como consecuencia nos cuestionamos muchas cosas y procesos de la vida:
¿Habrá valido la pena todo lo vivido y por lo cuál nos hemos desgastado?
¿Habrá valido la pena todos nuestros esfuerzos, negaciones y desvelos?
¿Habré creído en vano, y la fe es solo una filosofía sin vida como todas las demás?
¿Dónde está Dios en medio de nuestros desiertos?
Es en medio de "Los desiertos de la vida" donde empezamos a reflexionar, a meditar, a pensar como nunca antes lo habíamos hecho en la vida.
Es en medio de "Los desiertos de la vida" donde empezamos a pesar nuestras decisiones y convicciones, y a considerar sinceramente nuestras prioridades.
Es después de un divorcio, cuando valorizamos nuestra familia, esposa(o) e hijos.
Es después de una dura enfermedad, cuando apreciamos verdaderamente la salud y la vida, como un regalo de Dios.
Es en una cárcel, donde valorizamos nuestra libertad, y el respeto a los demás.
Es después de una guerra, cuando los pueblos valorizan el respeto y amor entre las personas, la solidaridad y generosidad.
Es en el desierto, donde le damos valor a las cosas verdaderamente necesarias en la vida.
Lamentablemente para muchos, muchas de estas consideraciones, llegan demasiado tarde.
Si es en un desierto el lugar donde te encuentras, estas palabras fueron escritas para ti.
¿Qué hacer en medio de un desierto de la vida?
¡Esto que hemos estado haciendo, es lo que debemos hacer!
Debemos pensar, meditar y reflexionar acerca de la vida y de nuestro caminar.
Debemos revisar nuestras convicciones y valores, si verdaderamente son fundamentales para la vida.
Debemos reflexionar acerca de nuestras decisiones y prioridades,... no quejarnos ni amargarnos, así solo nos deprimiremos.
Es en medio de nuestra oscuridad, donde debemos buscar la luz que ilumine nuestra confusión, y nos ayude a enmendar nuestro corazón.
Es en medio de un desierto, donde descubrirás que Dios está en ese lugar, no para condenarnos, sino para seducirnos con su amor y hablar a nuestro corazón.
Es en ese lugar que parecía de muerte, donde hallarás la vida.
Es en ese lugar donde aprenderás a oír su voz, es allí dónde descubrirás que Él es tu buen pastor y que nada te faltará.
Es allí donde conocerás aquel que dijo:
"Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida"
Es allí donde dejamos de ser "un cabrito(a) rebelde", indomable, para transformarnos en una oveja dócil, sumisa, que ha aprendido a escuchar la voz de su Pastor.
Es allí donde descubriremos a Dios al igual que el pueblo hebreo, que fue rescatado de la esclavitud de Egipto y conducido al desierto, para seducirlos, para hablarles a su corazón, y revelarles sus leyes y formarlos como su pueblo especial sobre la tierra.
Es allí donde descubriremos, que es la forma como Dios trabaja con el hombre, para restaurar en él su gloria y conducirlo al cumplimiento de su Propósito eterno.
Es allí donde aprenderemos amarle, porque es allí donde entenderemos que Dios es nuestro Señor, y no nuestro servidor.
Así como fue necesario, que Dios condujera a Abraham hacia el desierto, a Jacob, a Moisés, o a David; así también lo será para ti y para mi.
Dios conoce nuestro corazón, y sabe que somos rebeldes en nuestra naturaleza y duros de cerviz, pero su amor no se agota, y prometió darnos un espíritu nuevo y un corazón nuevo, que le amará y le servirá.
Por eso Dios nos declara:
"Voy a seducirte;
Te llevaré al desierto,
y hablaré a tu corazón"
Amigo(a) y hermano(a):
No endurezcamos nuestro corazón;
No resistamos su seducción.
Porque solo Él podrá hacernos florecer en el desierto, y alegrar nuestro corazón.
¡Fortalecerá nuestras manos cansadas, y afirmará nuestras rodillas endebles!
"Porque Él mismo vendrá y nos salvará"
Amen, gracias por el tiempo de compartir Palabra y reflexiones que nacen de un corazón que sirve a nuestro Señor, son de bendición.
ResponderEliminarComo congregación se nos esta hablando en este mismo sentir, como nuestro Señor Jesucristo; bautizado por el Espíritu, llevado por el Espíritu al desierto, y regresando del desierto LLENO del Espíritu, LLENO de su presencia, no lleno de otras cosas, por el contrario LLENO de Dios... reconozco que un desierto no es facil de aceptar y vivir,,mas confio en la gracia de nuestro Señor que con su ayuda todo es posible, gracias una vez mas por esta bella Palabra de animo.
Bendicones.
Muy bonito
ResponderEliminarEh estado leyendo y llorado demasiado 😭😭😭. Me pasó a mí hace un tiempo y endureci mi corazón.
ResponderEliminarBonito
ResponderEliminarSabio y bello consejo para estos tiempos que estamos atravesando. Muchas veces no es bueno esquivar pasar por el desierto , al contrario es necesario atravesarlo porque es allí donde el señor trata con nuestro corazón. Bendiciones pastor.......
ResponderEliminarGracias mi amado Dios, por tu preciosa palabra, tu amor es incomparable, tu me diste este texto en un sueño. Te amo mi Señor, porque tu me amaste primero.🙏💞
ResponderEliminarAsí es su AMOR 💟 revolucionará todo tu ser nada más hermoso que eso
ResponderEliminarHermosa reflexión y totalmente cierto, agradesco a Dios por cada desierto por que a traves de ellos e conocido el amor eterno de Dios y su gran misericordia.
ResponderEliminarBendito sea mí gran Dios
ResponderEliminarA el sea la gloria