jueves, 20 de julio de 2017

NO TODO ES FATALIDAD

NO TODO ES FATALIDAD "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila

“Dios me envió antes que a ustedes para hacer que les queden descendientes sobre la tierra, y para salvarles la vida de una manera extraordinaria” Génesis 45:7

Para el hombre resulta muy complejo encontrar  las causas verdaderas que originan algunos acontecimientos de la experiencia humana, sean estos desastres naturales, sociales, familiares o personales. Los atribuimos al destino, al azar o a alguna influencia no fácil de detectar o manejar.
Los científicos e investigadores se esfuerzan y en parte  logran dar una cierta explicación a ciertos fenómenos, conductas y acontecimientos humanos. Más complejos resultan los de origen psicológico y más profundamente  los de origen espiritual

La Biblia no es un libro de historia, aunque contiene muchos relatos históricos.
La Biblia es un libro de revelación, que nos descubre desde una PERSPECTIVA DIVINA las causas que originan las realidades humanas, sus propósitos y el camino para alcanzarlos.
Al hombre natural le están velados sus ojos, no los puede entender, y le son locura.
En su ceguera espiritual prefiere obviar la realidad de Dios y su Propósito Supremo, y procurará a partir de si mismo darle algún sentido a su experiencia terrenal, sufriendo con ello más frustraciones que realizaciones. Obviando a la vez a Satanás, que junto a sus demonios se han determinado frustrarlo, destruirlo y condenarlo en su propia condenación.

Algunos en su incompleto entendimiento descubren que Satanás es real, y que tiene dominio e influencia sobre las realidades humanas y entran en pacto con él, para alcanzar fama, poder y riquezas, ignorando que Satanás nunca otorgará nada gratuitamente, es engañador, ladrón, homicida y padre de mentira.
Quienes toman ese camino morirán en gran confusión, sin paz en su conciencia, y mayoritariamente en forma prematura.
Muchos en su desesperación recurren a cualquier cosas buscando esperanza, como cual enfermo medicamentándose a su antojo sin saber que efectivamente le hace bien o mal.
También muchos, en su ignorancia atribuyen a Dios la responsabilidad de nuestros males, males que interpretamos en razón de cuánto nos favorecen o no.

Todo Don perfecto y toda buena dádiva desciende de lo alto, del Padre de las luces, quién en su Hijo nos ha mostrado el camino, la Luz que alumbra a todo hombre, para no caminar en oscuridad ni ser confundidos.
¿Por qué el hombre no toma este camino?
Porque este Camino es angosto, le demanda tomar su cruz y seguirle, y el hombre no está dispuesto a dejar y renunciar a sus propios caminos.

¿Cómo reaccionamos ante una tragedia o enfermedad que nos es cercana?
¿Cómo reaccionamos ante alguna pérdida familiar, económica o de algún bien?
¿Cómo reaccionamos ante la adversidad, el dolor o el sufrimiento?

No es fácil en medio de nuestras tragedias, de nuestras lágrimas, encontrar un sentido positivo para ello. Nuestra naturaleza se revela, y nuestras emociones son fuertemente afectadas.

¿Quién no ha sufrido esos momentos?

Nuestro TEXTO, que encabeza nuestra reflexión, está ligada a esta realidad humana.
Son palabras de José, hijo del patriarca Jacob; ese niño soñador, que provocaba la envidia y la ira de sus hermanos quienes procuraron darle muerte, y que finalmente vendieron a mercaderes amalecitas, quienes le vendieron como esclavo en Egipto.
Sus hermanos nunca pensaron en el gran dolor que le causarían a su padre, y en el futuro duro y doloroso que su hermano José experimentaría lejos de su hogar.
José tuvo que servir por largos años como esclavo en Egipto, soportar terribles humillaciones, ser injuriado injustamente, y finalmente enviado a la cárcel donde pasaría años de su vida, sin ninguna posibilidad de salir de ese lugar por sus propios medios.

Dios nos deja ESTA HISTORIA, para revelarnos su profundo amor hacia el hombre, su personal preocupación por las realidades humanas, su maravilloso Propósito con su pueblo, y su deseo real de intervenir a favor de quién en medio de sus tragedias, expone su corazón en fe y esperanza delante de El.
“Si Dios cuida de las aves, también cuidará de ti”

Los hombres quisiéramos que Dios interviniera soberana e impositivamente en las realidades humanas, imponiendo justicia y salvación; ignorando que Dios se limitó asimismo en su soberanía, a la libre decisión de la voluntad del hombre para creer e invocar su nombre en el día de la angustia,buscando restaurar su paternal relación.
“Invócame en el día de tu angustia, te libraré y tú me honrarás”

José, a pesar de su dramática historia, nunca dejó de creer y confiar en su Dios, y no le atribuyó despropósito alguno aún en medio de su dolor y confusión, su corazón estuvo dispuesto para que en medio de su oscuridad, Dios le alumbrara con su luz y lo sostuviera. 
Dios no solo se reveló a José en medio de su dolor, sino que en sueños le reveló la sabiduría de la vida, para llegar a entender los PROPÓSITOS DIVINOS para su vida y su familia; para conocer que Dios tiene dominio sobre la naturaleza, sobre los tiempos, y todo designio de los hombres.

Por medio de esta sabiduría Dios lo sacaría de la cárcel, y lo exaltaría sobre todo Egipto, para administrar  las riquezas de Faraón, ponerlas al servicio de Dios, de su pueblo, y para el cumplimiento de sus promesas.

Lo que había sido en su vida “UNA FATALIDAD” Dios lo transformó en una OPORTUNIDAD para conocer su gran amor y su fidelidad para con sus hijos. Así José lo confesaría al darse a conocer a sus hermanos:

“Yo soy José vuestro hermano, el que ustedes vendieron a Egipto; pero, por favor, no se aflijan ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido, pues Dios me mandó antes que a ustedes para salvar vidas.
Dios me envió antes que a ustedes para hacer que les queden descendientes sobre la tierra, y para salvarles la vida de una manera extraordinaria. Así que fue Dios quien me mandó a este lugar, y no ustedes, él me ha puesto como consejero de Faraón y amo de toda su casa, y como gobernador de todo Egipto”

Y así también se lo reveló Dios a su padre Jacob:
"Yo soy, el Dios de tu padre. No tengas miedo de ir a Egipto, porque allí haré de tus descendendientes una gran nación. Iré contigo a Egipto, y yo mismo sacaré de allí a tus descendientes. Además, cuando mueras, José estará a tu lado"

Lo que hoy para tu vida es una fatalidad, en Dios, si puedes confiar y creer en su amor, te consolará, te dará sus fuerzas, y transformará tu FATALIDAD en una OPORTUNIDAD para que le conozcas, y te revele sus maravillosos propósitos para tu vida.
Como está escrito: "Para los que aman a Dios, todas las cosas les ayudarán a bien"



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