viernes, 7 de julio de 2017

UNA PUERTA ABIERTA

UNA PUERTA ABIERTA "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila



                                                    
 "Pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla." 1 Corintios 10:13
  
Dios es insistente en este punto, porque nos conoce, y conoce los efectos que el pecado ha provocado en nuestra naturaleza humana, la centralidad en nosotros mismo, el egocentrismo.

Dios busca descubrirnos su corazón y sus pensamientos, pensamientos de bien, pensamientos de amor porque somos el mayor fruto de su creación y podamos ser restaurados a su maravilloso Propósito creacional.

El pecado nos cegó el entendimiento, nos volvio independientes, desconfiados y autosuficientes, nos dejó presos a nuestros propios esfuerzos y capacidades, al “sudor de nuestra frente” 
¿Cómo restaurar la centralizad divina en el hombre, para el disfrute de su voluntad? Es su gran desafío.
  
El pecado destruyó la base esencial del diseño divino para alcanzarlo, ese divino contexto de permanencia en su amor, de su consuelo, de su protección, de su confianza, de su seguridad y valor en la vida: LA FAMILIA.

Ese organismo vivo diseñado por el amor de Dios, para sembrar la fe, el amor, la lealtad, el respeto, el perdón, y la seguridad en los hijos; que lamentablemente hoy es un medio deteriorado, donde los hijos ven y aprenden la deslealtad, el engaño, la mentira, el desamor, la irrespetuosidad, la desconfianza, la violencia, la falta de perdón. Se ha transformado en un lugar de agresividad mutua. Es nuestro gran pecado delante de Dios como sociedad.

El hombre, su familia, el trabajo, la sociedad, es el orden de Dios para alcanzar su Propósito.

“Padres, vosotros criad a vuestros hijos, en toda disciplina y amonestación del Señor”
  
No es responsabilidad de los organismos educacionales, del estado, ni siquiera de la iglesia, aunque todos pueden colaborar, Dios por diseño responsabiliza a los padres en la formación de los hijos.
  
Los padres rendiremos cuenta delante del trono, Dios demandará de los depositarios y administradores de "su herencia" sobre esta tierra el resultado de su gestión, porque está escrito “Herencia de Jehová son los hijos, cosa de estima el fruto del vientre”"De modo que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí"
Los hijos sin duda crecerán y tomarán sus propias decisiones, pero debe quedar la satisfacción de haber hecho todo nuestro sincero esfuerzo en el proceso, el resultado y el crecimiento le pertenecerán al Señor.
  
Mi reflexión no esta orientada a este tema, pero sin dudas, Dios tiene una demanda sobre las naciones y familias de la tierra de dejar un legado de fe, de amor y de valores a la próxima generación.
  
Vivimos en medio de “una generación inmadura”, una generación adolescente, que se niega a asumir sus compromisos y  responsabilidades, solo quiere entretenerse y disfrutar como un niño de las cosas superficiales y temporales de la vida, sin una búsqueda real de su propio bien, ni el de los demás.
  
¿Que importan las generaciones futuras? 
¿Qué importa que hereden las consecuencias de nuestras irresponsables decisiones?

Todos podemos equivocarnos y fracasar, pero ¿Que padres están dispuestos a pagar el precio en su propia vida, para restaurar y validar el Propósito de Dios en su linaje? 
  
Muchos de nuestros males como sociedad, sean espirituales, morales o físicos, como lo son tantos sufrimientos y enfermedades de este siglo, son la consecuencia de las erradas decisiones de nuestras generaciones pasadas.

Como tú vivas, aún lo que tú comas, no sólo tendrá un efecto solo en tu vida presente, sino que afectará a tu descendencia sobre esta tierra.
  
La madures en la vida no se alcanza sólo por estudiar, por ganar más dinero, por orar más, o por una apariencia de piedad.
  
La madures se alcanza aprendiendo a enfrentar las dificultades que te presenta la vida, descubriendo la sabiduría detrás de cada sufrimiento y fracaso, que son el hábitat donde fructifica la fe, donde aprendemos a conocernos a nosotros mismos, donde maduramos y aprendemos a vivir por valores y convicciones, más que por emociones.
  
Jesús advirtió: "En el mundo tendrán aflicción" pero "Confíen, porque Yo he vencido al mundo".
  
Todos deberemos en el trayecto de la vida gustar las lágrimas en dolorosas experiencias. La vida es agresiva y muchas veces violenta, pero son esas circunstancias las que nos abren al camino de la fe, al conocimiento de la sabiduría, y donde descubrimos el maravilloso Propósito del que formamos parte.
  
Son inevitables, necesarias para crecer en la vida, y no es evitándolas que vamos a madurar como personas o vamos a ver desarrollada nuestra fe. 
  
Dios se revela al hombre en medio de sus debilidades, para alumbrarlo con su amor y entrega hasta la muerte en su Hijo en la cruz, donde lo consuela y lo bendice. 
  
Dios quiere que sepas que aunque no lo haya experimentado, en su Hijo Dios ha bendecido a TODAS las familias de la tierra.
  
Dios quiere que sepas que como un Padre a su hijo, el desea que  experimentes el fruto de  sus promesas de amor:
  
“Hijo mio, está atento a mis palabras;
 Inclina tu oído a mis razones.
 No se aparten de tus ojos;
 Guárdalas en medio de tu corazón;
 Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”

Dios quiere que enfrentes cada uno de tus obstáculos con fe, aprendiendo esperar y a confiar en sus razones, aún cuando muchas veces te sean incomprensibles; no dudes de su amor porque Él quiere perfeccionarte en cada proceso, y quiere que a través de ellos le aprendas a conocer, para que su sabiduría llene tu corazón aprendiendo a ser sustentado por su gracia y por su amor.

Dios nunca ha perdido, no pierde y no perderá el control sobre la historia de los hombres.

Dios es fiel, y Él no dejará que seas probado(a) más allá de tus fuerzas. Él  conoce tu medida y en su amor la quiere aumentar.

Quiere que confíes y descanses en Él, porque Él tiene UNA PUERTA ABIERTA para ti, te dará la salida, y sus salidas SON SIEMPRE GLORIOSAS.

NO DIGAS: “Me dejó Jehová, el Señor se olvidó de mí” porque te dice; “Yo nunca me olvidaré de ti; he aquí que en las palmas de mis manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros”

El Señor conoce todos tus caminos, "Porque fuiste entretejido(a) y formado por El en el vientre de tu madre. Tu embrión vieron sus ojos, y en su libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar ninguna de ellas" Eres su diseño.

NO DIGAS como Marta: “Si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” si el Señor  permite que algo muera en ti, es para una MAYOR GLORIA, recuerda que aunque Lázaro era su amigo, también ten;ia que pasar por su muerte para experimentar su resurrección.
¿No fue también la experiencia de nuestro Señor?

NO DIGAS: “Por demás he trabajado: en vano y sin provecho he agotado mis fuerzas” porque te dice: “Mi siervo eres tú, y en ti me gloriaré”

Sólo espera y deja que Dios obre, no busques tu propia salida, ejercita tu fe, porque sin fe es imposible agradarlo y  Él siempre tiene una salida, Él tiene UNA PUERTA ABIERTA para ti.

“Yo conozco tus obras. Por eso, he puesto delante de ti UNA PUERTA ABIERTA, la cual nadie puede cerrar, pues aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre”

¡EL TIENE UNA PUERTA ABIERTA PARA TI!

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