CADENAS DE MALDICIÓN "Una reflexión en el camino"
Por
Guillermo Ávila
“Yo soy hombre que ha visto aflicción
bajo el látigo de su enojo. Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz;
Ciertamente contra mí volvió y
revolvió su mano todo el día.
Hizo envejecer mi carne y mi piel;
quebrantó mis huesos; Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de
trabajo. Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.
Me cercó por todos lados, y no puedo
salir; ha hecho más pesadas mis cadenas; Aun cuando clamé y di voces, cerró mis
caminos con piedra labrada, torció mis senderos” Lamentaciones 3:1-9
Estas palabras se le atribuyen al
profeta Jeremías, quien tuvo que vivir y sufrir en medio del cumplimiento del
juicio de Dios sobre su pueblo en manos del Imperio Babilónico, en este libro
se describe el dolor y el sobrecogedor sentido de pérdida que produjo la
destrucción de la ciudad, el templo y sus celebraciones religiosas.
“Desechó el Señor su altar,
menospreció su santuario; Ha entregado en mano del enemigo los muros de sus
palacios; hicieron resonar su voz en la casa de Jehová como en día de
fiesta. Jehová determinó destruir el
muro de la hija de Sion”
Sus palabras no solo reflejan su
dolor personal, reflejan el dolor de
toda una comunidad de la cual el forma parte, que sufre las consecuencias de
haberse apartado de su Señor.
Sin duda el pecado tiene un efecto
social y
también toca a cada uno en forma individual.
Sus efectos no necesariamente provienen
siempre de una causa directa o personal, heredamos y sobrellevamos
inevitablemente muchas de sus consecuencias.
Se transforman en PESADAS CADENAS que
tenemos que cargar con una sensación de injusticia, lo que confirma, que no
existen decisiones que solo afecten nuestra individualidad, todas tienen un
efecto familiar y social para bien o para mal.
Encontramos un claro ejemplo en un hombre de familia, de responsabilidad social y de gobierno en la
biblia: el rey David.
Su pecado, producto de una mala
decisión, no solo quebrantará su salud, afligirá su mente, y herirá su espíritu.
Su pecado traerá efectos dañinos sobre
su familia, traerá la desilusión de quienes confiaban en él y traerá la burla
de sus enemigos.
“Mis amigos y mis compañeros se
mantiene lejos de mi Praga, y mis cercanos se han alejado”
“Los que buscan mi vida arman lazos,
y los que procuran mi mal hablan iniquidades, y meditan fraudes todo el día”
Salmo 38:3, 4, 11,12
Como CARGA PESADA se agravó sobre él.
David llegó a ser consciente de los
efectos hereditarios del pecado sobre su vida: “He aquí, en maldad he sido
formado, y en pecado me concibió mi madre”
David tomó consciencia de su
responsabilidad delante de Dios: “Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi
pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he
hecho lo malo delante de tus ojos” Salmo 51:3,4
Reconocer el pecado, y entender que
es Dios quien pone CARGA y PESO sobre nuestra alma con el propósito de guiarnos
al arrepentimiento y a la confesión, es fundamental para nuestra salvación y
restauración.
DIOS ES SANTO Y JUSTO, no puede pasar
por alto nuestros pecados.
“Porque el Señor no desecha para
siempre; antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus
misericordias; Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de
los hombres.
Desmenuzar bajo los pies a todos los
encarcelados de la tierra, torcer el derecho del hombre delante de la presencia
del Altísimo, trastornar al hombre en su causa, EL SEÑOR NO LO APRUEBA.
¿Quién será aquel que diga que
sucedió algo que el Señor no mandó?
¿De la boca del Altísimo no sale lo
malo y lo bueno?
¿Por qué se lamenta el hombre
viviente?
Laméntese el hombre en su pecado.
Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová”
Lamentaciones 3: 31-40
Así fue como esta nación en
cautiverio, se volvió al Señor y Dios se acordó de su pueblo y los restauró
gloriosamente sobre su tierra.
“Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y
nosotros nos volveremos: Renueva nuestros días como al principio” Lamentaciones
5:21
Es sorprendente como hombres piadosos
y justos como Daniel y Ezequiel asumieron el PESO y LA CARGA del pecado de su
nación. El peso y la carga puesta por Dios les guió al arrepentimiento y la
confesión de sus pecados.
DIOS LOS RESTAURÓ A SU TIERRA
“Y muchos de los sacerdotes, de los
levitas y de los jefes de casas
paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos
de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos daban grandes gritos de
alegría” Esdras 3:12
Así también David el rey, mientras no
reconoció y no confesó su pecado, cargó EL PESO
del pecado sobre su alma:
“Mientras callé, se envejecieron mis
huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu
mano; y se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi
iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová” Salmo 32:3-5
“Pero yo estoy a punto de caer, y mi
dolor está delante de mí continuamente. Por tanto, confesaré mi maldad, y me
contristaré por mi pecado” Salmo 38:17,18
“He aquí tu amas la verdad en lo
íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con
hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría, y se
recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra
todas mis maldades” Salmo 51: 6-9
David fue restaurado y declaró la
bienaventuranza de saber que había sido perdonado:
“Bienaventurado aquel cuya
transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado”
Tú y yo no necesitamos llevar el PESO
y CARGA de nuestros pecados, si Jesús cargó
sobre su cuerpo en la cruz todos nuestros pecados.
Tú y yo no necesitamos llevar el PESO
y CARGA de maldiciones heredadas, si Jesús quitó toda maldición en la cruz, deshizo
TODAS las obras del diablo, anuló TODA
ACTA que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y
despojó a los principados y a las potestades, exhibiéndolos públicamente, y triunfando
sobre ellos en la Cruz.
Debemos dar gracias al Padre, porque en su Hijo nos has PERDONADO, y también
nos has liberado de TODA MALDICIÓN de la ley.
“Si confesamos nuestros pecados, Él
es fiel y justo para PERDONAR nuestros
pecados y LIBRARNOS DE TODA MALDAD”
Muchos de los males (maldad)
heredados fueron producto de la imposibilidad de cumplir la ley por nuestros
antepasados, traspasándonos sus consecuencias. Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, para que la bendición de Dios
hecha a Abraham nos alcanzase: “De cierto te bendeciré con abundancia, en ti
serán benditas toda las familias de la tierra”.
Por la fe tú y yo recibimos el perdón
de nuestros pecados, y recibimos la
promesa del Espíritu para recibir la
adopción de hijos, hijos de Dios. Y por cuanto somos hijos, Dios envía a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, así que ya no somos esclavos, sino
hijos, y también herederos de Dios por
medio de su Hijo”
NO ESTAMOS CONDENADOS A CARGAR UNA
MALDICIÓN
Rechaza TODA maldición sobre tu vida
y familia, y por la fe aprópiate de tu herencia en Cristo Jesús, despójate de TODO
PESO y del PECADO que te asedia, y pon tus ojos en Jesús y sus Palabras, Él es el
autor y consumador de nuestra fe.
UNA EXPERIENCIA MARAVILLOSA
Mi padre murió ahogado en el mar a
mis recién cumplidos 12 años, fue un accidente terrible y fatal, que jamás
hubiese deseado como experiencia para mis hijos. Sin embargo se repitió en mi
vida cuando mis hijos cumplían una edad similar a la de mi propia experiencia,
y estando en medio del mar y ya sin esperanza de salvación, lamentando que en
Cristo se repitiera como una maldición sobre mi vida la misma historia, Dios
habló a mi corazón: “Yo he permitido que se repita tu historia, para que sepas
y enseñes los recursos que en Mi Hijo Yo les he dado, para romper y terminar
con TODA MALDICIÓN”
Por la fe en mis promesas, en MI PALABRA, cortarán toda maldición:
¡CLAMEN AMÍ Y YO LES RESPONDERÉ, Y
LES ENSEÑARÉ COSAS GRANDES Y OCULTAS QUE USTEDES NO CONOCEN!
En respuesta a ese clamor en medio de
las aguas de un mar impetuoso, hoy puedo
hablarte de su poder y de su amor.
Amigo(a) y hermano(a)
Así ha dicho Jehová, que hizo la
tierra, que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te
responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Porque así
ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad, y de las
casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y con hachas (porque
vinieron para pelear contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos muertos, a
los cuales herí yo con el furor y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta
ciudad a causa de toda su maldad) He aquí que YO LES TRAERÉ SANIDAD Y MEDICINA, Y LOS CURARÉ, Y LES
REVELARÉ ABUNDANCIA DE PAZ Y DE VERDAD. Y haré volver a los cautivos de Judá y
los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. Y los limpiaré de
toda maldad con que contra mí pecaron. Y me será a mí por nombre de gozo, de
alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído
todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda
la paz que yo les haré” Jeremías 33:2-9
No todos creyeron y disfrutaron del
cumplimiento de esta promesa, muchos se acomodaron a la corriente de su siglo,
y se quedaron para siempre en Babilonia, pero para ti, que tienes tu fe,
confianza, y esperanza en Dios, Él la llevará a cumplimiento en tu vida.