lunes, 10 de octubre de 2011

CRUZANDO EL DESIERTO, "Una reflexión en el camino"

CRUZANDO EL DESIERTO
Por Guillermo Avila

"Acuérdense de todo el camino que el Señor su Dios les hizo recorrer en el desierto durante cuarenta años, para humillarlos y ponerlos a prueba, a fin de conocer sus pensamientos y lo que había en su corazón"
Deuteronomio 8:2


“El desierto es un lugar árido, inhóspito, no hay en el agua, ni alimentos y no se puede cultivar nada en el. No hay pastos, ni una sombra para mitigar el calor, no hay camino visible, es un lugar difícil para sobrevivir, quien no conoce el camino y es inexperto, seguro que no saldrá vivo de ese lugar”

Para el pueblo de Dios, quienes habían sido rescatados de la esclavitud de Egipto, el desierto era un paso necesario, planificado por Dios, para que alcanzaran su libertad definitiva y se establecieran plenamente en la voluntad de Dios como nación, y llegasen a ser un pueblo modelo para bendición de todas las naciones de la tierra.
La experiencia de ese pueblo es una figura de nuestro caminar cristiano. Quienes experimentamos la maravillosa salvación de nuestro Dios y hemos nacido como hijos de Dios, el paso por el desierto no es una opción, Dios lo planificó de esa forma, porque no existe otra manera para que El nos pueda establecer como hijos maduros y como su pueblo sobre esta tierra, e introducir en la herencia y bendición de su Hijo. Es un periodo de prueba con el propósito de que conozcamos a quien nos llamó, conozcamos a satanás nuestro enemigo, y nos conozcamos a nosotros mismos.

Necesario es este paso, como lo fueron para Jesús los cuarenta días en el desierto, de donde Dios lo sacaría revestido del poder del Espíritu Santo para comenzar su misión y servicio sobre esta tierra.

No es nuestra meta el desierto, es un periodo de transición, de aprender a conocer y amar a Dios, quien mora en nuestro espíritu, es la conquista de nuestra alma en el camino a nuestra definitiva libertad, para unirmos y caminar con él por toda la eternidad.

Es el lugar donde se descubre quien soy, y como realmente soy.
Es el lugar donde se manifiestan las pasiones de nuestra naturaleza caída y no redimida, nuestro orgullo, los celos, la soberbia, la rebeldía y la falta de sujeción de nuestra carne.
Es el lugar donde descubrimos quienes realmente somos y tomamos conciencia de nuestra débil y pobre realidad.
Es el lugar donde descubro lo que realmente amo y el lugar que verdaderamente le quiero darle a Dios en mi vida y en mi corazón.
Es el lugar de grandes y definitivas decisiones, tomo conciencia que no puedo cambiar mi pasado, Egipto quedó atrás y murió definitivamente Faraón.
Es el lugar donde tomo conciencia que no puedo manejar mi futuro, solo puedo administrar mi presente, lo que solo hoy puedo decidir.

Es un lugar de oración, de meditación y de despojamiento definitivo de mi mismo, para rendirme en los brazos de nuestro Dios y descubrir cuan grande es su amor.
Es Allí donde descubro que su Palabra es maná que nutre y es agua que quita la sed, que fortalece y vivifica, y me entrega las fuerzas para servirle y rendirme definitivamente a sus pies. Descubro que no es un lugar para debilitarme y morir, no es un lugar para quejarme y sólo llorar.
Es un lugar para fortalecerme en el poder de su fuerza, tomar mi cruz y caminar en pos de él, para poseer todas sus promesas.

Es en el desierto, donde se nos imparte la fe como gracia inmerecida de Dios. Es allí donde descubro que no puedo sobrevivir sin El, sin su vida, sin su aliento, sin su cuerpo y sin la comunión. Descubro lo que verdaderamente tiene valor en esta vida.

Concluyo que el desierto no es el lugar donde Dios quiere que me establezca, así que con fe rechazo el acomodarme a dicha condición, el quedarme allí solo me conducirá a la muerte. Ahora entiendo que mi desierto eran el camino hacia mi crecimiento y madures y quiero experimentar el poder de su resurrección y poseer en él todas sus promesas.

¿En que lugar te encuentras?

Si estás pasando el desierto, Dios quiere que sepas que es su voluntad como proceso para tu vida, como también quiere que sepas que no es tu lugar definitivo. Aún en el desierto podemos disfrutar de su presencia, dar gracias por su nube que nos protege del calor del día y nos da dirección, dar gracias por su columnna de fuego que vela nuestros sueños y nos permite descansar en su paz.

Dios quiere que sepas, que este es el tiempo de levantar nuestra mirada, que miremos la Tierra Prometida delante de nosotros y nos levantemos a poseerla, porque él nos la ha entregado. Dios quiere que sepas, que el desierto fue un paso necesario, pero que desde hoy, Dios te bendecirá. Dios quiere que sepas, que el Angel de Jehová esta en pie para acompañarnos en este nuevo desafío y pelear por nosotros y con nosotros, para darnos la victoria sobre todas sus promesas.

¿Te quedarás mirando un pasado de esclavitud y miseria?
¿Te quedaràs dando vueltas en el desierto, esperando morir, habiendo delante de ti tan hermosa invitaciòn de quien tanto nos ama?

Te invito a levantarte, a tomar fuerzas en el Señor y seguir adelante. A tomar poseciòn de la provisiòn de gracia que Dios nos ha dado en su Hijo, y en el poder del Espíritu Santo poseer y disfrutar de todas sus promesas, nuestra herencia y el lugar de reposo para nuestra alma.

1 comentario:

  1. Es una bellisima reflexion de la vida espiritual Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza su amor es infinito y estar en sus caminos es conocer el verdadero sendero de
    la vida y el perdon gracias por tan hermosa reflexion 😃😃🌹🌹🙌🙌🙌

    ResponderEliminar