martes, 11 de octubre de 2011

NO SIEMPRE SERÁ DESIERTO "Una reflexión en el camino"

NO SIEMPRE SERÁ DESIERTO "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Avila

"Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará de júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, la hermosura del Dios nuestro"
Isaías 35:2

Hay un monte en Israel, ubicado en una región montañosa árida y seca, de unos 550 metros de altura que goza todo el año de una belleza sobrenatural, su fertilidad y vegetación le hacen ser muy especial.
Las Escrituras lo resaltan por su hermosura y belleza, fue de inspiración profética para resaltar la gloria y plenitud de la iglesia restaurada.

Quienes han investigado buscando una causa para este fenómeno de la naturaleza, han descubierto que un rocío matutino le visita cada día brindándole la humedad necesaria, para mantener tan exuberante vegetación, que contrasta con la sequedad de los montes que le rodean.

Su nombre es el Monte Carmelo, su significado en árabe es “Jardín de árboles” y en hebreo “Viñedos de Dios,” famoso en la antigüedad por su hermosos viñedos producto de su fertilidad.

Hoy es considerada una montaña sagrada, donde se han erguido múltiples altares y monasterios religiosos, a sus pies se encuentra la ciudad de Haifa y algunas pequeñas aldeas.
Fue en este monte donde el gran profeta Elías desafió a los profetas de Baal haciendo descender fuego del cielo en tiempos del rey Acab, demostrando delante de todo el pueblo que Jehová el Dios de Israel era el verdadero Dios, haciendo volver el corazón de ese pueblo  a su Dios. ¡Qué testimonio de fe y obediencia a Dios!

Todo este cuadro es una hermosa ilustración de la vida del creyente.

¿Estás como el Monte Carmelo gozando de la abundancia de la gracia de Dios?
¿Estás gozando del favor diario de sus misericordias que son nuevas cada mañana?
¿Está tu boca llena de alabanza y gratitud por la abundancia de su vida sobre ti?
¿Es esa tu realidad de vida?

O tal vez te sientes como uno de esos montes de su alrededor, codiciando y envidiando su verdor, y la bendición de Dios sobre el Monte Carmelo, sintiéndote desprovisto de su gracia, seco y sin fruto. Sumido(a) en la desesperación, en el dolor, la impotencia, el abandono, la soledad, envuelto en  sentimientos de amargura, culpa o de rencor.
Yo me he sentido así más de alguna vez en mi vida.

Si esa es tu condición, esta palabra es para tí:

“Que se alegre el desierto, y la tierra seca,
Que se llene de alegría, que florezca,
Que produzca flores como el lirio,
Que se llene de gozo y alegría.
Dios lo va a hacer tan bello como el Líbano,
Tan fértil como el Carmelo, y el valle de Saròn.
Todos verán la gloria del Señor,
La majestad de nuestro Dios” Isaías 35:1,2

Alza tus ojos te dice el Señor, no busques culpables, y no mires más a tu alrededor,
No busques más en ti mismo, porque nunca serás tú, ni nadie que te rodea, la fuente de tu bendición.
Mira a la cruz, es allí donde Dios rasgó su corazón haciendo brotar su rocío, esa fuente de Agua Viva  que brota de su costado herido, un río de agua viva que traerá sobre ti la abundancia de su amor.

Dios nuestro padre así lo determinó, fue en su Hijo, y en la cruz donde toda maldición quitó y de  todos nuestros pecados nos limpió.

¡Miradle a El!
Porque en ningún otro hay salvación.
Déjale entrar y morar en tu corazón.
Es el Espíritu del Cordero de Dios, que como en tiempos de Elías descendió sobre el altar, descenderá también sobre el altar de tu corazón, y con su fuego  quemará toda amargura, quitará toda terquedad, y establecerá su humildad. Así como la lluvia  descenderá y su fertilidad te bendecirá, hará brotar su fruto, te alegrará, y en ti se gloriará.

Y comprenderás que todo lo vivido era parte de su plan, para que puedas ver y con tu corazón puedas entender que no era por ti ni para ti, que es y será siempre por su infinita gracia, la expresión máxima y más alta del infinito amor de Dios, que excede a todo conocimiento, y como el salmista David también podrás confesar: "Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar"

No siempre será desierto.



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