martes, 18 de junio de 2013

DIOS ESTÁ EN SU TRONO "Una reflexión en el camino"

DIOS ESTÁ EN SU TRONO “Una reflexión en el camino”
Por Guillermo Ávila



“Jehová está en su Santo Templo; calle delante de Él toda la tierra” Habacuc 2:20

 Si hay algo que desespera a  la naturaleza  humana, son los silencios de Dios frente a nuestras  faltas de entendimiento en  los asuntos de la vida, son los silencios de Dios frente a nuestras quejas y falta de respuestas ante situaciones que interpretamos como injustas.

¿Qué de los niños que día a día mueren de hambre sobre esta tierra?

¿Qué del abuso, explotación y guerras prefabricadas en defensa de intereses egoístas de unos pocos?

¿Qué del abuso y aprovechamiento de los débiles, aún de la fe sincera y de la necesidad de las personas?

 Fue la incertidumbre de Habacuc frente a una  crisis moral, espiritual, económica y militar de su nación, enfrentada  a  la avasalladora potencia  Babilónica:


¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás?

¿Hasta cuándo, oh Jehová, daré voces a ti causa de la violencia, y no salvarás?

¿Por qué me hace ver iniquidad, y haces que vea molestias, destrucción,  violencia, pleito y contienda?

La nación de Israel era un caos moral y social.

Si Dios no interviene para satisfacer nuestro entendimiento, no significa que no esté  en su Trono.

Él es Dios, Él es soberano, y ante nuestra incomprensión e impaciencia, Él no será afectado y seguirá sentado en su Trono reinando sobre el universo, sobre la tierra y sobre todas las naciones.

Cuando el hombre sinceramente le busca, Dios no le dejará  avergonzado, Dios no le dejará sin respuesta, Dios se revelará trayendo  luz a su oscuridad.

Así fue la experiencia de  Habacuc, Dios le respondería: “Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos, porque haré una obra en vuestros días, que aunque se os contare, no la creeréis”

La revelación de Dios no siempre satisface nuestra comprensión  de JUSTICIA, está escrito que: “Nuestros pensamientos no son sus pensamientos” también dice en otra parte: “Clama a mí y Yo responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Dios obra  por sobre nuestro  entendimiento.

 “Porque he aquí, yo levanto a los caldeos (Babilonia), nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad,…Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y  tomará Jerusalén. Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios”

Era verdad que la nación de Israel se había revelado contra Dios, se había llenado de violencia e injusticias, llenado de ídolos la tierra, y los profetas habían anunciado el juicio divino, pero para Habacuc Dios era Santo, Dios era  limpio de ojos para ver el mal, ni puede ver el agravio; y pregunta a Dios:

¿Por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?

Habacuc no podía entender que Dios usara un pueblo más cruel y perverso que Israel  para castigar su maldad.

Habacuc reconocería la soberanía de Dios y dispondría  su corazón para velar y esperar una respuesta,  que sin duda vendría:

“Y Jehová me respondió, y me dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyera en ella,…aunque tardare, espérala, porque sin duda vendrá y no tardará”

Dios le declararía el juicio y el fin del gran imperio babilónico.

Este encuentro íntimo entre Dios y el profeta, quedaría  grabado para nosotros, porque representa muchas de nuestras inquietudes y en ellas podemos conocer su justicia y su obrar para con nosotros  los hombres:

1.- El pecado y la desobediencia siempre traerán consecuencias sobre nuestras vidas, aunque por algún tiempo  parecieran  inmune. El hecho de que Dios no nos  condene y guarde silencio, no significa necesariamente su aprobación. Su silencio puede significar una expresión de su amor y de su misericordia, nuestra oportunidad  para el arrepentimiento.

2.- El mayor peligro en el hombre, es pensar  que uno  sea más justo que otro por alguna virtud propia. Si alguna virtud hay en tu vida, no es el fruto de tu justicia, es obra, gracia y gloria de Dios. No hay justo ni aún uno, por cuanto todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios, solo en Cristo tenemos perdón y salvación.

 3.- Los juicios, el castigo o la disciplina de Dios sobre sus hijos, nunca tienen el propósito de destruir o hacer daño, son expresión de su amor para nuestro crecimiento y madures, como un Padre que disciplina a sus hijos: “Toda disciplina al presente no parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por ella han sido ejercitados”

Israel en cautiverio se volvió al Señor en arrepentimiento, fue restaurado y restablecido como nación  sobre la tierra.

“He aquí aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”

 4.- Babilonia no reconoció al Señor,  que era Dios quien le había otorgado poder y grandeza sobre esta tierra y se enalteció.

Los juicios y castigos de Dios sobre los impíos que no aprovecharon su oportunidad para el arrepentimiento no son para restauración, son para destrucción y marcan su fin. Así lo declaró Dios sobre Babilonia: “Tomaste consejo vergonzoso para tu casa, asolaste muchos pueblos, y has pecado contra tu vida”

¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad! Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones  se fatigarán en vano.

5.- “Pero  la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Dios, como las aguas cubren el mar”

Dios establecerá su reino sobre esta tierra, y el mal no prevalecerá para siempre, Dios siempre está presente sobre su pueblo, cuanto más  en los momentos en que Dios está perfeccionando su propósito en nosotros.

Habacuc así lo entendió: “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí” “Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer”

Habacuc cambiaría su queja en un cántico nuevo:  “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vaca en los corrales; CON TODO,  yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación”

¡JEHOVÁ ESTÁ EN SU SANTO TEMPLO, CALLE DELANTE DE ÉL TODA LA TIERRA!

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