¿QUE POZO DEJARÁS COMO LEGADO? "Una reflexión en el camino"
Por Guillermo Ávila
¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Juan 4:12
Es la pregunta que le hace una mujer a Jesús, quien cansado del camino se sienta junto al pozo de Jacob, a la entrada de la ciudad de Sicar en Samaria, mientras sus discípulos iban en busca de alimentos. Jesús se quedó solo, con el propósito de revelar su misión a esta mujer y a los habitantes de Samaria, que eran descendientes del divido reino de Israel del norte, extinguido bajo el imperio Asirio.
Era medio día y bajo un intenso calor, esta mujer se acercó al pozo de Jacob para provisionarse de agua, y así suplir sus necesidades diarias.
Se sorprendió de que un rabino judío le dirigiera la palabra, por el hecho de ser mujer y samaritana, pues el machismo y la rivalidad religiosa entre estos dos pueblos, no propiciaban un encuentro de estas características.
Jesús lo había propiciado, y con el propósito de entablar una conversación, le solicita agua: “Dame de beber” e inmediatamente salta la pregunta en los labios de esta mujer: ¿Cómo tú siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?
Jesús no se queda en el conflicto social y religioso, la introduce en su misión: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: tú le pedirías, y él te daría AGUA VIVA”
Ante la pregunta de la mujer: ¿De donde, pues tienes el agua viva?
¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
Queda en evidencia la incapacidad humana para discernir las cosas espirituales con la razón. Al hombre natural le son locura y no las puede entender, porque solo se disciernen espiritualmente, como fue la respuesta de Nicodemo ante la necesidad expuesta por Jesús, para ver y entrar en el reino de los cielos: tienes que “Nacer de nuevo, tienes que nacer del agua y del espíritu”
Esta mujer solo podía visualizar y valorizar este pozo físico, como legado del patriarca Jacob para su pueblo.
Sin duda un pozo de provisión de agua para esa época, era de vital importancia para el desarrollo de la vida, al no contar con una red de agua potable.
Jesús a partir de este vital elemento para el desarrollo de la vida humana, introduce a esta mujer a la necesidad vital de conocer el don de Dios y beber de sus AGUAS VIVAS, requisito fundamental para entender y conocer el PROPÓSITO ETERNO de Dios para el hombre.
Sin esta revelación, el hombre deambulará en oscuridad y confusión, y sufrirá personal, familiar y socialmente las consecuencias de su extravío. Gastará sus fuerzas y habilidades en lo que no aprovecha, en la construcción de “pozos” que no le proveerán de saciedad a su alma, ni a los suyos, y caminará seco y sin vida divina, centrado en si mismo y procurando alcanzar una satisfacción insaciable.
Son vigentes las palabras vivas de Jesús:
¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia.
Esta mujer representa a muchos de nosotros que avergonzados, eludimos las instancias de relacionamiento social y nos ocultamos en nuestra propia conciencia. Jesús expondría a su luz su corazón y desenmascararía su alma: “Porque cinco maridos has tenido y con quién ahora vives no es tu marido”
¿Qué pozo has cavado para saciar tu alma?
¿De que pozo has estado bebiendo y que pozo has estado cavando?
Jacob en verdad bebió de ese pozo, y bebieron sus hijos y sus ganados, pero: ¿Fue ese el legado histórico de Jacob para su pueblo? ¿Fue ese el legado que Jacob dejó para su hijo José?
¿Conoces bien su historia?
“Cualquiera que bebiere de este pozo, de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente que salte para VIDA ETERNA”
Jacob conoció el don de Dios, Jacob cavó en el verdadero pozo y bebió de su AGUA VIVA y satisfizo su sed espiritual.; fue esa revelación en su vida, el verdadero legado de Jacob para su hijo José y para su pueblo.
Jacob desde el vientre de su madre anheló la primogenitura, la bendición de Dios para su vida, pero la procuró con estrategias y habilidades humanas. Engañó astutamente a su hermano y a su padre, y como consecuencia tuvo que huir bajo amenaza de muerte, y abandonar la tierra de las promesas de Dios.
Dios lo llevaría a Harán, la tierra de su tío Labán, tierra sustentada por las aguas del Éufrates, desde donde Dios había llamado a su abuelo Abraham a salir y a dejar su parentela, para salir en pos de una tierra, donde Dios sería su fuente y provisión, y donde Dios cumpliría todas sus promesas.
La tierra de Harán y las aguas de su río representan la tierra donde tu puedes vivir como quieres, donde tienes libertad para engañar y ser engañado, donde la astucia, la fuerza y las habilidades humanas tienen su pleno desarrollo, puedes satisfacer allí todos tus deseos sin restricción, Dios no gobierna, gobierna el pecado y el libertinaje. Esas son las aguas del Éufrates, de Babilonia. En esa tierra Jacob aprendería la más grande lección de su vida. Sufriría las consecuencias de vivir en un medio donde no hay principios, ni temor de Dios, en su tiempo la intervención de Dios lo restauraría a la Tierra de las promesas, Jacob aprendería a vivir bajo la cobertura y el gobierno de Dios.
Fueron 20 años de disciplina, bajo la astucia y el engaño de otro, donde a pesar de todo Dios estuvo con él, según le había prometido en Betel, lo consoló, le dio una familia, once hijos y pudo salir recompensado en su trabajo.
Que triste es la visión de algunos, que solo pueden ver en Harán, la prosperidad económica de Jacob y no pueden ver las causas porqué llegó a ese lugar y las consecuencias de ello: Una vida llena de temor, un alma insatisfecha, un alma no reconciliada con Dios y con su familia. Harán no cambió ni transformó la vida de Jacob. Dios lo llevaría otra vez más al desierto, a la soledad, para establecerlo en la tierra de sus padres.
Las aguas del Éufrates no pudieron limpiar ni sanar las heridas de la vida, con angustia oraría delante de Dios: “Líbrame oh Dios, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos”
Su naturaleza pecaminosa lucharía por imponer sus términos; el uso de los bienes materiales para conseguir objetivos espirituales.
Dios lo llevaría a tocar fondo en su vida, a entender que solo un corazón contrito y humillado, es el único recurso humano para agradar y alcanzar la bendición de Dios.
En Peniel Jacob conocería el don de Dios, en Peniel Jacob bebería del AGUA VIVA que libraría su alma del pecado y de la muerte. El PRIMOGÉNITO saldría a su encuentro:
“Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”
El AGUA VIVA sacia la sed del alma, el AGUA VIVA transforma al hombre, el AGUA VIVA produce santidad, imparte VIDA ETERNA y nos conforma a la imagen de Cristo. El AGUA VIVA tiene poder sobre el pecado y sobre la muerte.
Desde ese día quedaría atrás el usurpador, el engañador, no sería más su nombre Jacob, Israel sería su nombre, un príncipe de Dios para su pueblo.
Dios reconcilió a Jacob con el cielo, con su casa y con la tierra donde Dios lo establecería, para hacerlo padre de una nación que honraría y serviría a Dios sobre esta tierra.
Este fue el verdadero POZO DE AGUA VIVA que Jacob cavó y heredó a su pueblo.
De este pozo bebió su hijo José y encontró su vocación en Dios. Sus AGUAS lo sostendrán ante las adversidades de la vida; ante la perversidad de sus propios hermanos, en la esclavitud de Egipto, en las injusticias, en la cárcel y en los intentos del maligno para robar y destruir sus sueños en Dios.
Conocer el don de Dios y beber de sus aguas, lo libró de la esclavitud y de la cárcel, lo transformó en un hombre reconciliador y recibió honra aun entre los egipcios.
Este don maravilloso y sus AGUAS VIVIFICANTES era el legado de Jacob para todos sus descendientes, estas AGUAS VIVIFICANTES transformarían también a esta mujer discriminada y humillada, en una fuente de agua que saltará en bendición para su casa y los habitantes de su pueblo samaria.
Si conocieras el don de Dios y bebieras de sus aguas, tú también serás una fuente, un canal de bendición para tu casa y para tu pueblo.
¿Qué pozo dejarás como legado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario